Imprescindibles para identificar a los contagiados y para conocer el estado inmunológico de un individuo, e incluso de una población, los principales tipos de test son ya parte del argot que se han popularizado a causa de la pandemia, pero no todos sirven para lo mismo.
A los ya populares PCR y 'serológicos' se han sumado ahora los test 'de antígenos' que se están abriendo camino como una de las pruebas diagnósticas más útiles y eficaces para hacer análisis a gran escala en grandes núcleos de población y de una forma rápida y más barata.
Cada uno aporta información diferente y son más o menos precisos según el estadio en el que se encuentra la enfermedad provocada por el SARS-Cov-2, según fuentes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) consultadas por EFE.
Son, según las mismas fuentes, imprescindibles para identificar a los infectados y tratarlos de una forma adecuada; para decidir su aislamiento y reducir la propagación del virus; para identificar a las personas que han estado expuestas al virus; para conocer el estado inmunológico de una persona; y finalmente para orientar las decisiones de las autoridades.
Previsiblemente, ninguno de los tres tipos principales de test existentes en la actualidad desplazará a otro, ya que cada uno de ellos aporta información diferente y útil y están dirigidos inicialmente a diferentes grupos de población o profesionales.
Tanto los PCR como los de antígenos se denominan test 'víricos', ya que detectan el material genético del SARS-CoV-2 en el momento de la infección, mientras que los serológicos detectan la respuesta del cuerpo humano ante esa infección y los anticuerpos que el sistema inmunológico del paciente ha sido capaz de producir.