Hace poco se hizo viral la historia de un neurocirujano estadounidense (Dr. Goobie) que decidió retirarse de la práctica médica. Su formación comenzó en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), seguida de cuatro años en la escuela de medicina y finalmente seis años de entrenamiento en neurocirugía. Con una trayectoria relevante, decidió dejar el bisturí y, sin un futuro claro, como expresó en el video posteado en YouTube, emprender un nuevo camino.
Entre sus argumentos, que considero válidos, destacan la necesidad de una visión holística del manejo del paciente y la integridad en la práctica médica. Este último aspecto es particularmente relevante. En Colombia, es crucial fortalecer la necesidad de una práctica ética que se mantenga siempre al margen del mercantilismo.
Los médicos no podemos olvidar que nuestras decisiones médicas impactan en la calidad de vida de las personas. Cada vez cobra más relevancia la necesidad de que los pacientes participen en la toma de decisiones sobre su salud, en un escenario donde abunden los valores morales ante todo.
En la actualidad, vivimos una época de impresionantes avances tecnológicos. Sin embargo, persiste un sentimiento de insatisfacción en relación con los sistemas de salud y la práctica médica a nivel internacional. La humanización de la medicina debe ser nuestra bandera. Cualquier reforma o cambio en los sistemas de salud debe tener en cuenta tanto la visión de los pacientes como la de los médicos.
Los pacientes exigen una atención de salud donde se sientan valorados y apreciados, y no solo atendidos con un diagnóstico y una receta. Las facultades de medicina, el ministerio de salud y todas las instituciones encargadas de la atención de los pacientes deben promover una práctica que satisfaga las expectativas de los pacientes y en la cual los médicos se sientan realizados, cumpliendo con nuestra verdadera vocación de aliviar y sanar.
Luis Rafael Moscote-Salazar. MD