Como acabó de ocurrir con la Copa América, que sirvió para que nuestra selección nacional de fútbol se mostrara y demostrara que podía funcionar y triunfar, creando una proyección optimista de lo que seríamos como nación, levantando un huracán de alegría y entusiasmo, que nos unió gracias a su espíritu de equipo, juego limpio, entrega y profesionalismo.
Una Selección conformada por miembros escogidos de diferentes regiones de Colombia y muchos de ellos con fichaje en grandes clubes extranjeros, supieron integrarse en un solo ideal y unirse a la consigna de sacar adelante el proyecto de estar entre los mejores y darle la inmensa satisfacción al país al cual estaban representando.
Durante todos los partidos de la Copa, la Selección Colombiana de Fútbol fue el epicentro de toda clase de enseñanzas que sirven de fundamento para analogías sociales, políticas, educativas, laborales y culturales en que se debate nuestra sociedad.
Es, sin duda alguna, poner de presente entre los colombianos los valores éticos y morales de disciplina, de lealtad y respeto.
Promover en la sociedad colombiana el "Juego limpio", es recuperar el sentimiento que nos conduce a ser honestos, trabajar sin trampas en pro de una meta y ante todo respetar al adversario.
Nos mostró de forma contundente que lo más importante para obtener logros significativos es el trabajo unido y coordinado en equípo, y que por encima del lucimiento de las figuras debe primar siempre el buen funcionamiento del organismo colectivo.
Nos invita a dejar de lamentar las frustraciones del pasado, a resolver los dilemas del presente, partido a partido, y a no extraviarnos en las utopías del mañana.
Estos logros llegan en un momento en que Colombia transita los senderos de cambios políticos y sociales profundos.
Por ello es importante procurar que lo que la Selección ha unido, llegue también hasta el Congreso de la República, que está igualmente conformado por miembros de las distintas regiones del país y que nos representan en ese honorable escenario, para que los partidos se junten en certeras esperanzas de posiciones flexibles que posibiliten debatir para construir y desarrollar proyectos que beneficien una mejor calidad de vida para todos los colombianos y avanzar prioritariamente por los caminos que nos conduzcan a la reconciliación y a los acuerdos de interés nacional.
Porque así como nuestros futbolistas nos unieron e hicieron que nuestro himno se escuchara en todo el continente y se cantara con orgullo y emoción, debemos todos actuar en consecuencia y demostrar que verdaderamente comprendemos "las palabras del que murió en la cruz".
Roque Filomena