Por primera vez en la historia de los Estados Unidos un expresidente ha sido señalado culpable. En total fueron treinta y cuatro cargos en donde el jurado mencionó el temido “guilty”. Ahora la suerte de Trump recae principalmente sobre una sola persona: el Juez de origen colombiano Juan Merchan, quien el próximo 11 de julio dictará la sentencia de la pena que recibirá el exmandatario. Pero ¿cuáles son los escenarios realmente probables? ¿Irá a prisión? y ¿acaso esto podría alejarlo de su carrera por la presidencia?
Lo primero que cabe advertir es que si bien este caso tiene un innegable clima político a su alrededor, no por ello tampoco se puede afirmar que todo sea un complot para arrojar agua sucia a la campaña electoral. Aunque no carece de sentido pensar que si el señor Trump estuviese retirado jugando al golf en su mansión de Palm Beach en vez de encontrarse inmerso en las contiendas del poder, quizás no hubiera tanto ensañamiento en contra de él. De cualquier modo, algo está claro: la justicia estadounidense ha demostrado ser independiente y no dejarse avasallar ni siquiera por las élites del poder político.
Merchan tiene que ser muy sabio en su decisión, entendiendo que si bien la justicia es ciega, tampoco resulta del todo prudente ignorar que el convicto es el favorito por las encuestas para llegar a la Casablanca el próximo martes 5 de noviembre. Si decide enviarlo a prisión, seguramente esto generaría no poca conmoción social y de repente el candidato republicano podría llegar al poder mientras se encuentra recluido en una celda.
Ya ocurrió, por ejemplo, en las elecciones de 1920 cuando el candidato sindicalista Eugenie Debs recibió casi un millón de votos encontrándose en una prisión federal por el delito de sedición; aunque, siendo realistas, esta medida es poco probable, y seguramente Merchan adopte una posición más bien orientada a preservar el equilibrio socio-político del país, ya concediéndole a Trump la ventaja de pagar una multa al no tratarse de un delito violento, o ya sea aplicando la benevolente —pero no por ello menos humillante tratándose de un expresidente— probattion.
ANDRÉS C. PALACIO