En mi recuerdo guardo aquella sabia expresión del ex presidente Carlos Lleras Restrepo:
“Mientras Barranquilla no tenga un puerto alterno, como el que tenía en Puerto Colombia, el dragado de las Bocas de Ceniza, será un desangre eterno para el fisco nacional”.
Soy barranquillero nacido en la calle Bellavista entre topacio y primavera, barrio Abajo.
Nunca he podido comprender el porqué Barranquilla teniendo un puerto marítimo tan productivo y sin problemas como el que tenía en Puerto Colombia y, siendo el segundo muelle más largo de América, hubieran trasladado el muelle marítimo de Puerto Colombia para el muelle fluvial de Barranquilla en el río Magdalena.
Lo que sí sé y que saben muchas personas es que los tajamares de Bocas de Ceniza, por muchos años contribuyeron que la arenilla la desviara para Puerto Colombia y así se formara una playa que hoy se llama Pradomar, que no existía, y de paso anulara de por vida el muelle de Puerto Colombia metiéndole toneladas de arenilla debajo de él, donde no podrá llegar nunca más un barco.
El río Magdalena tiene de largo 1528 kmts y en el desemboca el río Cauca que tiene 965 kmts de largo, que por naturaleza a las Bocas de Ceniza llegarán eternamente millones de toneladas de lodo qué son los miles de metros cúbicos de sedimentación que obstaculizan la navegabilidad del canal de acceso, insistir en la remoción de alta sedimentación será de nunca acabar.
Necesitamos urgentemente el Súper Puerto para que se acabe el oscuro e interminable cuento del “gallo capón”, del dragado y de las millonadas botadas en la permanente contratación de dragas, sin resultados efectivos. El Súper Puerto permitirá atracar buques de gran calado mar afuera y luego mediante cabotaje por el río Magdalena, la carga llegara a los puertos actuales.
Los puertos de los países hermanos en el mar Caribe vendrán a recoger las cargas dejadas ahí para ellos, de otros países lejanos.
Llegarán cruceros de todas partes del mundo y así Barranquilla se consolidará como ciudad turística y comercial, recordando los bellos años dorados que la constituyeron como “La Puerta de Oro de Colombia.
¡Que viva Colombia!
Ricardo Giacometto Mejía