La mejor forma de honrar a una madre es mantener la unión familiar todo el tiempo y no solo mediante una fecha especial en el calendario. La familia es el eje fundamental de todo ser humano y la unidad básica que conforma la sociedad. Las situaciones que se presentan en el hogar se verán reflejadas en las actitudes y acciones con que enfrentamos a diario la vida.
Aún en los matrimonios modernos, donde las esposas también trabajan para aportar al sostenimiento económico del hogar, los buenos esposos asumen en serio su compromiso como jefe de familia, sin acomodarse en el tradicional rol machista, sino más bien compensando a su pareja y madre de sus hijos en la colaboración de las duras tareas domésticas.
En toda familia que se precie de ser unida, no debe prevalecer el egoísmo, donde cada cual quiera aislarse en su propio tiempo y espacio, sin compartir al menos las inquietudes y experiencias, de integrarse en el entretenimiento y de aprovechar cada momento para reforzar la comunicación entre todos los miembros que conviven bajo el mismo techo.
Muchas veces la solución no está en demostrar quién manda o tiene la razón, sino tratando de dirimir la discrepancia de manera respetuosa y comprensiva y con juiciosos argumentos, en lugar de entrar en una discusión donde por lo general se emiten grotescas e inadecuadas palabras que incendian el espíritu y anidan resentimiento, lo cual hace que disminuya la buena relación y se deteriore la convivencia, hasta que poco a poco la alegría se va alejando del hogar.
Por ello, es fundamental la acción de la madre, capaz de darnos verdaderas y correctas lecciones de cómo vivir en función de los valores, desde un punto de vista justo y bajo la perspectiva de una sana integración familiar, porque se puede decir que toda familia unida es feliz sin importar la posición económica, y sabido es también que no existe la familia perfecta, pero sí aquellas que luchan y se esfuerzan cada día por lograr la armonía y un ejemplar comportamiento con los demás
Roque Filomena Angulo