Eres roja como la cayena que decora esas frías calles de la vía 40 y en donde quiera que yo vaya llevo en mi sangre la pasión que siento al ser barranquillera. Eres amarilla como tu eterno sol rodeado de matarratón que vibra cada esquina de tu centro lleno de vendedores que me hacen sentir en el mejor vividero del mundo. Eres verde repleta de árboles frondosos que trasmiten prosperidad a cada paso que doy. Mi vieja Barranquilla, con mi corazón aguado en lágrimas te recuerdo como si fueras ayer. Esas calles de mi viejo Prado alegres como un carnaval que esparce en cada rincón barranquillero esta tierra linda.
Muchos te aman y desean ser parte de ti, pero muy pocos se hacen llamar barranquilleros porque pa’ ser barranquillero solo se necesita estar orgulloso de su tierra. Y caminar bajo la luna es un ritual que cubre con un velo romántico la puerta de oro de Barranquilla. En mi corazón siempre vive mi curramba adorada y ese extraño sentimiento al visitar el gran Malecón mis palabras se las lleva el río Magdalena con gran nostalgia.
Como dice Esthercita Forero, la luna de Barranquilla tiene una cosa de maravilla, es una esfera plata que hipnotiza a todo el que va pasando debajo de ella. Por 208 años nos has iluminado y has sido protagonista de carnavales inmemorables que permanecen tatuados en los recuerdos de cada barranquillero.
Te extraño tanto Barranquilla de mi vida como esas noches de gastronomía que me regalabas en una esquina de la 72 degustando en mi paladar las grandiosas butifarras. Hoy día no lo puedo hacer, pero a cambio de eso me regalas vistas alucinantes como es contemplar la Catedral en su pleno nacimiento del día.
Y qué me dices de ese atardecer ‘quillero’ en donde llevo años de mi vida divirtiéndome contigo, para mí es indescriptible decir cómo es un lienzo que muestra los colores de mi Barranquilla.
Esa majestuosa vista hipnotiza a todo aquel que alza su mirada y muy pocos sueñan con la Arenosa.
La ñapa: Barranquillero, en esta fiesta espléndida recuerda algunos de nuestros mandamientos: a donde quiera que tú estés o migres no olvides tu tierra, date gusto comiendo una buena butifarra o mojarra, jamás pierdas el bailao y siéntete orgulloso de vivir cerca del mar. Si eres barranquillero estos mandamientos serán pan comido para ti.
Yuiris Mireya Woo Vásquez
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