A lo largo de nuestra corta existencia es imposible levantarnos de mal humor y tratar a las personas que están a nuestro alrededor con cariño, amabilidad y amor. Ese fue indudablemente el amigo Jorge de Oro Ibáñez un nativo de Magangué, que rayaba los ochenta años, dedicó más de la mitad de su vida a enseñar matemáticas y conversar sobre diferentes temas en especial la política, su más grande pasión junto con Adolfo Martínez y Jorge Iván Zapata, dando luces en transitar por las diversas corrientes de la izquierda democrática y Jorge de Oro jugaba el papel de gran timonel en la dirección acertada de un cambio en Colombia y en el Magisterio; sus ideas permanecerán vivas a través de Renovación Magisterial en la Nueva Tendencia Democrática.
El entrañable amigo con una amabilidad y sonrisa siempre a flor de piel cada evento social y pedagógico lo animaba con claras disertaciones sobre salsa. Excelente conciliador y conversador de los problemas y soluciones del país y la ciudad, del cual compartía con paciencia, respeto y tolerancia las ideas contrarias, que en la nostalgia que nos embarga por los recuerdos del ilustre profesor pensionado de la Universidad del Atlántico cuyos recuerdos y enseñanzas permitirán vivir en estos días aciagos y la muerte como la reconciliación con nosotros mismos y no hacer de ella una tribuna pesada de amargados mortales.
Su papel de orientador, trato fraternal y pedagógico formó generaciones enteras para la vida y en defensa de los derechos de la población y la Nación.
Jorge un genio los demás a lo sumo hombres de talento. Maestro nunca te olvidaremos.
Víctor Manuel Turizo Camaño