Hoy, 24 días después de estar mi esposo, Jorge De Oro, interno en la UCI de la Clínica Caribe enfrentando el COVID-19, no sé si pueda salir adelante o si mi Dios tiene para él otros designios. "Hagase Señor tu voluntad, asi en la tierra como en el cielo", reza el Padre Nuestro. Tengo fe y sé que las manos sanadoras de nuestro Padre y las de su hijo Jesús, están en su cuerpo.
Sin embargo, a pesar de la angustiosa espera durante estos días, de lo que si tengo certeza y puedo dar testimonio es de la calidad humana, del tratamiento amable y comprensivo y de la fe en Dios que transmite el doctor Rafael Thomen a cargo de los cuidados de mi esposo, como un agregado a su desempeño de excelente médico intensivista, que ha luchado para mantenerlo con vida.
Un médico que, con su paciencia y el calor humano percibido en su voz, me ha permitido siempre un tiempo para expresarle telefónicamente a Jorge mis palabras de aliento.
He tenido oportunidad de escuchar cómo se dirige a Jorge, cual si fuera su hermano, tío, o su padre, logrando ese hálito de confianza que el familiar, al otro lado de la línea, necesita para apaciguar la incertidumbre, y producir la serenidad y paz interior en una situación tan adversa como la que enfrentamos todos aquellos que tenemos fuertes lazos afectivos con el brillante profesor de matemáticas, líder social y como pocos, poseedor de un inmenso sentido de solidaridad y amor por la causa de los débiles y desposeídos de la tierra. que ahora enfrenta la dura batalla por la vida.
Tengo la certeza de que mi Dios le está dando a los médicos toda la sabiduría por medio del Espíritu Santo y no quiero con esto comprometerlos frente cualquier desenlace, porque bien sé que están haciendo uso de todos los procedimientos requeridos al alcance de lo brindado por la ciencia médica.
Desde ahora, independiente de lo que Dios, en su infinita sabiduría, haya destinado para mi esposo, mi gran amigo, mi compañero, mi maestro, quiero expresar y hacer público todo mi agradecimiento y reconocimiento con el Dr. Thomen y demás médicos que han estado al frente, hasta que tenga vida en este mundo.
Olga Manzur Moreno
olgamanzur@gmail.com