Quiero empezar diciéndoles que la visita del papa Francisco a Colombia ha salido mucho mejor de lo que yo, al menos, me lo esperaba. No soy afiebrada religiosa, las cuestiones de fe desde hace años me tienen sin cuidado. Pero admiro, valoro, respeto y aprecio mucho al papa Francisco. He leído sus libros, y siempre que puedo escucho sus discursos, que son un verdadero ejemplo de sencillez y sabiduría.
Sus palabras de perdón, y reconciliación de estos días han sido la expresión de lo que necesita nuestro país si quiere de verdad enterrar más de 50 años de guerra y empezar a caminar por senderos civilizados. Así unos cuantos de esos a quienes solo les gusta hablar de odio, de rencor, de cárceles, de venganzas y de resentimientos estén mordiéndose la lengua sin poder hablar para no quedar como unos “desalmados” o agua fiestas.
Yo abogo porque las sentidas e inteligentes palabras del papa Francisco no se queden solo en el sentimentalismo propio de nuestro pueblo, sino que calen muy hondo en todos los colombianos, a ver si de verdad nos decidimos a construir un país en paz, esto es con justicia social, con educación, trabajo y bienestar para todos, y sin esos odios y rencores que solo propician la venganza y el deseo de tomar la justicia en las propias manos.
Son muchas las personas que están ya trabajando muy seriamente en la construcción de una paz verdadera, pero lo que falta por hacer es muchísimo, y si el papa Francisco puede darle, con su carisma, una manita a este país tan necesitado de reconciliación, bienvenido sea y qué bueno que se haya decidido a venir a visitarnos, todos deberíamos estarle muy agradecidos.
Blanca Inés Prada Márquez - pradamblancaines@gmail.com