Compartir:

En el edén nació cual tierno clavel
Las aves y ángeles del cielo
Cantaron sus lindas melodías
Desde entonces, brillaron las estrellas,
El sol brilló radiantemente en maravilloso día
Las flores también abrieron sus pétalos
En el otrora aquel
Adornando la existencia del cual divino tesoro
Tesoro del cual sus joyas somos.
Ella renueva su alma y se pone feliz
Cuando juntos y unidos con amor estamos
Cual sentimiento, algún día a Dios imploró.
Un frondoso árbol, cuidó de su ternura
Celosamente guardó para sí
el perfume de su corazón.
Él como el sol y ella como la luna
Caminaron juntos…
Somos frutos de su infinito amor.

Miguel Enrique Gil Salgado