Marcelo Daniel Pecci tenía 10 días de casado cuando recibió tres impactos de bala, uno en el rostro y dos en la espalda, en las paradisíacas playas del hotel Decameron, ubicado en la isla de Barú.
Era su sexto y último día de luna de miel en Cartagena. Ya había conocido el barrio Getsemaní, el centro histórico, el cordón amurallado y otros sitios de interés de la capital de Bolívar.
Todo marchaba en orden y nunca hubo una advertencia de la tragedia que se avecinaba.
Por las fotos conocidas en su recorrido turístico queda claro que el agente del Ministerio Público guaraní –que llegó a la ciudad el 5 mayo– estaba feliz y dichoso de tener un espacio a solas, en otro país y lejos de las rutinas complejas de su labor, al lado de la periodista Claudia Aguilera, la mujer con la que contrajo matrimonio en una boda de ensueño el pasado 30 de abril en Asunción.
Aquella noche, Pecci –embriagado por la felicidad que le generaba su presente– contaba con mucho orgullo a su círculo más cercano que iba a ser padre por primera vez.
Sandra Quiñónez, la fiscal general de Paraguay y su gran amiga, fue una de las más emocionadas con la noticia.
El hombre, de 45 años, le comunicó a su jefa que quería que fuera la madrina de su retoño y hasta la invitó a conocer los encantos de las islas del Caribe, pero ella no aceptó.
Pecci nunca comunicó a sus superiores o a su familia que su vida estuviera en riesgo. Nunca recibió una amenaza o sufrió un atentado.