Un panorama desolador se observa a la distancia en las faldas del que fuera considerado el pulmón natural de la ciudad de Cartagena, el cerro de La Popa. Las humaradas se esparcen por todos lados en el sector y casi que con un tono amenazante anuncian que un problema de incontenibles proporciones se ve venir para la administración distrital y para las autoridades.
De los 99 incendios forestales que el Cuerpo de Bomberos de Cartagena atendió el mes pasado, la mitad de estos se registró en el gran cerro. Las quemas, de no hacerse de manera controladas, se pueden salir de las manos y ocasionar daños que son irreparables para el medio ambiente.
Luego de que se adelanta la quema de la maleza seca y del monte comienza lo que será la segunda fase de un problema que, al igual que una bola de nieve, crece sin que hasta el momento se tenga un control sobre ello. Los predios son invadidos y marcados con una cinta amarilla. De esta manera se genera la división o loteo en las faldas del cerro para comenzar a ser comercializados a un precio irrisorio de $100.000.
Vecinos del sector quienes prefieren no revelar su identidad por razones de seguridad no dudan en señalar que se trata de invasores profesionales que han encontrado en este momento el terreno abonado para hacer de las suyas y apropiarse de una zona que ha sido declarada como una gran reserva natural de la ciudad.
En un recorrido realizado por EL HERALDO se observa el momento en que uno de los jeep que realizan los recorridos por La Esperanza y La María, llega con el cargamento de tablas a uno de los predios para levantar los cambuches que servirán para albergar a cientos de familias en este sector de la ciudad. Los gritos y ofensas amenazantes se escuchan a la distancia cuando observan el vehículo que hace ronda por aquel lugar.
Las humildes casas comienzan a levantarse y enclavadas en la montaña asemejan un pesebre navideño. Apiñadas unas a otras, las autoridades calculan que deben ser más de 400 familias las que han encontrado albergue en estas improvisadas residencias. Aseguran que las zonas que se han visto más afectadas con este fenómeno son El Abanico, La Bendición de Dios y El Mirador de La Virgen. Los invasores llegan diariamente buscando un refugio y a fuerza de codazos y empellones, lo va encontrando.
Los moradores ven desde sus casas con preocupación el crecimiento de las invasiones y aseguran que los problemas de convivencia se darán más adelante cuando se percaten que algunos de los que están llegando allí son miembros de reconocidas pandillas del sector. Esto lo transforma en una bomba de tiempo que no se sabe en qué momento pueda detonar y levantar un polvorín en las faldas del cerro.
El verdadero problema, aseguran los moradores, se vendrá cuando el invierno arrecie, pues muchos de estos cambuches han sido construidos en las zonas de alto riesgo y en cuanto lleguen las lluvias, las avalanchas pueden generar una catástrofe de incontenibles proporciones. 'A esto hay que abrirle el ojo porque todos los días uno ve que pasa gente para esa zona y van buscando donde ubicarse. Están socavando al cerro y los que podemos estar pagando los platos rotos somos nosotros que estamos aquí abajo', comentó uno de los vecinos que tiene su residencia de material ubicada en la parte baja del cerro.
¿Venezolanos en el sector?
A este detonante social ubicado en las faldas de La Popa se le suma la posibilidad de que algunos de los que están allí sean migrantes venezolanos. En su momento, el director de la Guardia Ambiental, Roberto Ruiz, así lo dio a conocer. Para el funcionario los inescrupulosos se estarían aprovechando de la necesidad que tienen los migrantes de una vivienda al llegar a Cartagena y logran vender todo el combo completo, lote y tablas para que se levante un nuevo cambuche.
'Hemos observado que en el cerro de La Popa se han venido talando ciertos sectores y haciendo quemas al aire libre por parte de algunas familias de origen venezolano y otras nativas para adecuar viviendas en zonas de alto riesgo', expresó.
La denuncia del director de la Guardia Ambiental fue corroborada en su momento por miembros de la Policía Ambiental y Ecológica, quienes luego de realizar un recorrido por la zona se percataron de que algunas familias que han llegado de Venezuela habían realizado quemas y relimpias en terrenos de La Popa. Y aunque ningún nativo ni venezolano ha sido capturado por este hecho, lo que si está claro es que una situación como esta se encuentra penalizada en el nuevo Código Nacional de Policía que establece que por quema no autorizada, la persona que sea sorprendida puede exponerse a sanciones con multa económica de hasta 16 salarios mínimos legales diarios.
Organismo de control
Desde mucho antes de que el problema ‘se hubiera salido de madre’, el personero distrital de Cartagena, William Matson, advirtió su preocupación ante el grave problema ambiental que está generando la actividad de invasión y de quemas en el cerro de La Popa en la ciudad, y aseguró que la falta de acción política, podría conllevar a que se siga arrasando con la vegetación en esa zona.
El representante del Ministerio Público fue enfático al señalar que la autoridad ambiental del Distrito como es el Establecimiento Público Ambiental (EPA) no dio resultados positivos en materia de reforestación, y además, las autoridades policivas no han podido evitar las invasiones y las quemas.
'Hemos venido trabajando mucho sobre el tema del cerro de La Popa, y nos interesa que los entes encargados del tema ambiental cumplan su compromiso con el cerro. Es algo que le compete al EPA, su compromiso es la reforestación de La Popa, de la cual se ha venido hablando hace varios años y no ha dado los resultados esperados', indicó Matson.
Responde el alcalde
Ante los cuestionamientos hechos por el personero Distrital, el alcalde (e) de la ciudad, Sergio Londoño Zurek, salió al paso y aseguró que se vienen adelantando los controles por parte de la Policía y estos no se han detenido en el sector.
El mandatario dijo además que La Popa es un ecosistema demasiado importante y hasta la semana pasada se habían adelantado más de 25 operativos con el fin de que se garantizara ante todo la seguridad, la tranquilidad y la protección de este bosque seco tropical.
Recordó que en La Popa se tiene proyectado el proyecto de Bosques de Paz donde se plantea una solución turística, ecológico, y social. Precisó además que se tiene prevista una licitación para el Salgo del Cabrón por 2 mil millones de pesos. 'Por primera vez una administración mapeó de quiénes son los terrenos de La Popa y hay claridad de la composición de propiedad del cerro', dijo Londoño Zurek.
En otra zona
En Isla Grande
En la zona insular de Cartagena también se vienen registando quemas. Lo que se ha logrado establecer es que allí habrían manos inescrupulosas destruyendo el mangle y el bosque tropical con el fin de levantar o construir cabañas. Las quemas se presentan con mayor frecuencia en el punto establecido como Lago de los Sueños que se ha constituido en un sitio tan atractivo turísticamente como Playa Blanca. La última conflagración se registró a principios de abril y fue atendida por Guardacostas y funcionarios de Parques Naturales.