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Después de un año de la muerte de Javier de Jesús Martínez Martínez, de 57 años a las 11:30 de la noche, en la habitación 84 del motel Paraíso del Conde, en la zona suroriental de la ciudad de Cartagena, no se ha definido nada aún.

Luego de esa fatídica noche del pasado 3 de marzo de 2017, cuando fue hallado sin vida dentro del cuarto del motel por el personal, en medio de un mar de sangre, donde las paredes que antes eran blancas, se tiñeron de rojo, la familia del hoy occiso clama por justicia y celeridad en el proceso.

Desde que se conoció el caso, en el que Ana Margarita Rocha Castro, de 37 años, es la primera sospechosa de la macabra escena, las autoridades no se han puesto, al parecer, en la tarea de esclarecer lo que realmente sucedió al interior del cuarto.

Y es que cada vez que se ha programado audiencia para dicha situación, siempre se termina aplazando, debido a diferentes inconvenientes, razón por la cual a fecha de hoy se desconoce el futuro del proceso, por lo que los parientes de Javier exigen justicia.

De igual manera, la familia de Martínez Martínez manifestó desde un principio, malestar por el hecho de que la primera persona en ser señalada por las autoridades como principal sospechosa de la muerte del hombre, permanezca en su casa sin ninguna restricción.

Qué pasó ese día

El cuerpo de Javier Martínez yacía desnudo en medio de abundante sangre que tiñó de rojo las paredes, el piso y las sábanas blancas sobre las que, minutos antes, la víctima había sostenido relaciones sexuales con Ana Margarita Rocha Castro, de 37 años. El cuerpo tenía múltiples puñaladas.

Según la mujer a la Sijín, la pareja estaba afrontando una crisis sentimental y habían decidido ir al motel del barrio Las Palmeras para reconciliarse y tratar de recobrar la pasión. Sin embargo, una acalorada discusión disipó cualquier ambiente de erotismo y los gritos se escuchaban en otras habitaciones, incomodando a los demás clientes.

'De un momento a otro la mujer salió ensangrentada, con cortadas en las manos y piernas, gritando que su compañero había intentado matarla', contó una de las camareras del motel.

Personal logístico del lugar pidió una ambulancia para que Rocha Castro fuera trasladada hasta la clínica Madre Bernarda, donde recibió atención médica, mientras era custodiada por la Policía.

Acto seguido entraron a la habitación y hallaron a Martínez sin vida, bocarriba, con puñaladas en el pecho y la cabeza hacia la mesa de noche en la que había dejado el bluyín y la camiseta negra con rayas blancas que vestía. En la repisa también estaba una mochila, una lata de cerveza vacía y el control del aire acondicionado.

En el centro asistencial, al ser interrogada, Rocha contó: 'le eché en cara que así como él tenía una amante, yo también podía tenerlo. Enseguida me empezó a atacar'.

La mujer dijo que intentó defenderse cubriéndose con los brazos, pero sufrió cortes en las manos que le afectó un tendón.

Rocha Castro aseguró que cuando su expareja la vio en el suelo, le pidió perdón y le dijo que no quería hacerlo. 'Posteriormente él mismo se dio dos puñaladas en el pecho', dijo.

AL DÍA pudo establecer, con fuentes cercanas a la investigación, que la mujer había pedido dos horas adicionales a las solicitadas inicialmente por la pareja, al parecer, para poder alterar la escena.

'La cantidad de sangre que había en la habitación juega en contra de Rocha Castro y las declaraciones entregadas por ella no encajan con los hechos', dijo uno de los investigadores a este medio.