Visiblemente feliz, con una gran sonrisa, recibió Lorenza María Pérez, de 77 años, al papa Francisco en su casa, algo que ha llenado de emoción no solo la vida de la mujer, sino también a la de los vecinos del barrio San Francisco.
Doña Lorenza, como la llaman sus vecinos y allegados, manifestó que recibir al papa siempre fue para ella algo imposible.
Sin embargo, al escuchar que los medios de comunicación hacían énfasis en que el papa Francisco, llegaría a San Francisco, y en especial a su casa, su fe empezó a crecer. 'Todos me decían que el papa venía para mi casa, pero yo decía: ¡no!, hasta que realmente no lo viva, porque yo misma no me lo creía', expresó Lorenza.
Pero la incertidumbre e incredulidad de doña Lorenza desaparecieron a las 10:40 de la mañana, cuando Jorge Bergoglio entró por la puerta de su vivienda.
'Él (el Papa) entró, saludó, me dio un beso, pasó adelante y cargó a los niños que estaban en la entrada de la puerta', dijo la emocionada mujer.
Su labor como voluntaria
Son 85 niños del barrio San Francisco los que atiende la mujer, labor que hace con ayuda de voluntarias como ella, pero que no están de manera permanente, 'porque están dos o cinco días, pero apenas les sale trabajo no vienen más, porque esto es sin ánimo de lucro', explica.
A los niños, Lorenza les da su almuerzo diario. Unos días arroz con carne molida, otros frijoles o lentejas e incluso pastas con atún. 'Me apoya gente a la que le nace. Nos está ayudando una pareja de Bocagrande, de apellidos Isaac Trespalacios, además de otras familias y un grupo de tenderos', comentó.
El recorrido por San Francisco
Desde su salida del aeropuerto Rafael Núñez, los vecinos del barrio San Francisco estaban emocionados. Los gritos de '¡allá viene!', eran las bromas de algunos jóvenes que buscaban con el humor hacerle el quite al sol y al calor.
Finalmente, cuando se logró divisar el papamóvil, algunos empezaron a correr para ubicar su puesto, a un lado de las vallas que indicaban el camino por el que debía recorrer el vehículo.
Ahí, Su Santidad, bendijo la puesta de la primera piedra de los programas avalados por la Arquidiócesis de Cartagena, ‘Talitha Qum’ y ‘María revive’. El primero tiene como propósito la prevención de abuso y explotación sexual, mientras que el otro es para atender a personas en condición de calle.
Ambas obras fueron bendecidas cerca de las 10:30 a.m. por el Papa en el parque central del barrio, hasta donde llegaron los habitantes para escuchar el breve discurso del pontífice. Luego, regresó al papamóvil, donde prosiguió su recorrido hasta la casa de Lorenza.