¿Estaban los motores de la lancha Gente de Mar III en buenas condiciones para soportar el fuerte oleaje que había hace una semana en el trayecto a Isla Grande? ¿Los turistas recibieron las instrucciones adecuadas sobre el uso de los salvavidas? ¿La embarcación llevaba sobre cupo?
Estas y otras preguntas surgieron en las últimas horas en torno al naufragio de la embarcación que el 21 de noviembre –a eso de las 10 a.m.– dejó como saldo la desaparición de la ecuatoriana Elsa Marina Izurieta, 63 años, quien había llegado tres días antes a la Heroica de vacaciones con su esposo en segundas nupcias Carlos Marchán, su hijastra Estefanía Marchán y la pequeña hija de esta.
Además de lo que el pasado martes denunció Estefanía sobre la forma antitécnica como en la embarcación fueron manejados los salvavidas de parte de la tripulación, ayer EL HERALDO conoció otros detalles de lo sucedido el día del siniestro, cuando la motonave viajaba entre Islas Periquitos e Isla Grande después de zarpar del muelle de La Bodeguita, a las 8:45 a.m., en Cartagena.
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Los australianos
Una fuente cercana al caso reveló que desde que abordaron la embarcación y escucharon un 'extraño ruido en el motor', una pareja de australianos no dudó en enfundarse los chalecos salvavidas y buscar un puesto que les permitieran salir de la lancha por si se presentaba una emergencia.
Por esa razón, dijo la fuente, cuando la motonave se apagó en alta mar los australianos supieron que su presentimiento se había convertido en certeza y tomaron la decisión de lanzarse al agua antes de que una fuerte ola golpeara y volteara la embarcación, tras lo cual llegó el pánico entre los 39 turistas a bordo.
También conoció este medio que en la embarcación iban 2 o 3 personas de pie, lo que significaría que había sobrecupo.
Están investigando
Igualmente, la fuente reveló que el piloto de la motonave habría sido auxiliado por el copiloto, pues al momento del accidente se estaba ahogando. Al respecto, la Capitanía de Puerto, a través del capitán de navío Julio César Poveda Ortega, manifestó que todas las declaraciones que tienen hasta este momento son 'materia de investigación' e insistió en que trabajan para 'establecer qué ocurrió con la embarcación' y en la desapareció la ecuatoriana Izurieta.
'Debemos cotejar todo el material que tenemos y revisarlo para tomar una decisión en justicia. No podemos entregar información toda vez que esta es una situación delicada', dijo el oficial a EL HERALDO.
Aseguró que los tripulantes de las embarcaciones son nativos preparados para navegar y cuentan con las licencias para maniobrar las embarcaciones. En el caso de la lancha Gente de Mar III el piloto contaba con ocho años de experiencia. Poveda enfatizó en que los nativos reciben cursos de atención y trato a los turistas de parte de la Corporación de Turismo.
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Fallan procedimientos
Por su parte, el abogado Enrique del Río, quien representa a la familia de Elsa Marina Izurieta, insistió en que esperan los resultados de la investigación con el fin de determinar los responsables del accidente. Resaltó la colaboración de las autoridades y precisó que hay fallas en los procedimientos que adelantan algunas de las empresas que prestan sus servicios a los turistas.
El jurista citó como ejemplo que a la hora de abordar un vuelo se conocen muchos de los procedimientos dentro de un avión, pero, sin embargo, los auxiliares antes de iniciar cada trayecto le enseñan a los pasajeros, casi que de memoria, lo que debe hacerse en caso de una emergencia.
Por eso, Del Río opinó, en cuanto al servicio a las islas, que a los nativos les hace falta la preparación para el manejo de crisis.
'Cuando se registra un caso como este, la mayoría de los pasajeros aguardan las instrucciones para saber qué es lo que tienen que hacer: aquí estamos hablando de una señora de 64 años, que no recibió esas instrucciones', sostuvo.
Lo dijo porque Estefanía Marchán denunció, justamente, que al zarpar no les dieron ninguna instrucción sobre cómo ponerse los salvavidas; que estos les quedaban grandes o pequeños a algunos los pasajeros (como a su papá) y que cuando la lancha se apagó ninguno de los tripulantes les dio alguna instrucción sobre lo que debían hacer.
A la embarcación comenzó a entrar agua y después vino lo impensable: el hundimiento y la desaparición de Elsa Marina Izurieta.