Las largas filas de feligreses que el padre José Narciso Jiménez Padilla solía recibir en la parroquia 'María, madre de la iglesia', en el sector Central del barrio Olaya Herrera, un barrio periférico de la ciudad, no fueron las acostumbradas este Miércoles de Ceniza.
Vestido con las mejores ropas para el inicio de la Cuaresma, una sotana de blanco reluciente y una estola color púrpura, el sacerdote evidenció sus primeras muestras de preocupación al percatarse de que las horas pasaban y el panorama seguía siendo el mismo.
Por ello, sin importarle las altas temperaturas, el padre Jiménez se tomó las calles del barrio, ubicado en la zona suroriental de la ciudad, y decidió ir en busca de sus 'ovejas perdidas'.
Acompañado por dos colaboradores, mientras hacía el llamado a quienes lo miraban con extrañeza, Jiménez comenzó a recibir a los primeros católicos apostólicos que se le acercaban, a medida que sus pasos avanzaban.
Eran trabajadores de talleres de motos, ferreterías y otros negocios de la Avenida Pedro Romero, algo apenados, pero dispuestos a que el párroco les untara la tradicional ceniza en sus frentes.
'Me dio un poco de pena, porque uno tendría que ser quien debe ir a la iglesia para que el padre le ponga la ceniza. Pero, aprovechando que el párroco tuvo la iniciativa, decidí suspender un ratico lo que estaba haciendo para cumplir con mi deber como católico', sostuvo Mario Afanador, uno mecánico de la zona.
Al igual que Afanador, también se le acercaron al padre muchos de sus compañeros de labores. Lo hicieron con la ropa de trabajo, algo percudida por la gasolina y aceites de los carros y motos, pero contentos por lo que consideraban 'el deber cumplido'.
Frente a la ausencia de fieles en su parroquia, en el tradicional Miércoles de Ceniza, el padre José Narciso Jiménez tiene su propia explicación.
'Lo que pasa es que hay muchas sectas que han dividido a los fieles. Además de eso, algunas personas puede que tengan las ganas, pero no acuden a las parroquias porque tienen compromisos laborales. Sin embargo, al salir a las calles se puede constatar que son muchas las personas que mantienen su fe intacta y por eso han acudido al llamado más allá de las cuatro paredes', dijo Jiménez.
Tras atender su primer puñado de fieles, el padre Jiménez y sus acompañantes recibieron la colaboración del conductor de una 'bicitaxi', que les ofreció transportarlos por todo el vecindario, que es considerado como uno de los más grades y tradicionales de la ciudad.