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Cansados de los fétidos olores, que desde hace alrededor de 15 días desencadenaron centenares de peces muertos, habitantes de Manzanillo del Mar, en Cartagena, se vieron obligados a buscarle una solución parcial al problema: enterrar ellos mismos las especies muertas.

Con palas y, en algunos casos, a mano limpia, los nativos se tomaron la playa y las zonas aledañas al caño llamado Boca de Guayepo, con el fin de deshacerse de los róbalos, cojinúas y otras especies muertas. Aseguran que el problema no ha sido resuelto en su totalidad.

Ante la mortandad, que no ha sido erradicada del todo, las aves de rapiña permanecen al acecho. Ahora decenas de gallinazos merodean la playa.

Fulgencio Iriarte, quien se dedica a la pesca desde hace 30 años, asegura que el desastre ecológico ha disminuido durante los últimos días. Pero reclama la intervención de las autoridades ambientales.

'Las muertes de peces han mermado, pero no es agradable que ese poco de pescados sigan amontonados en la orilla de la playa. Necesitamos que la Alcaldía se haga cargo', dijo Iriarte.

Como lo habían manifestado en ocasiones anteriores, muchos de los nativos consultados por EL HERALDO ratificaron ayer que, debido a que la población sobrevive del turismo, durante los últimos días han presentado cuantiosas pérdidas económicas. Aseguran que los malos olores han ahuyentado a la clientela.

Según Alba Londoño, subdirectora de la Corporación Autónoma Regional del Canal del Dique, Cardique, ya fueron tomadas muestras para establecer las causas de la mortandad de peces.

A la espera de los resultados, que serían dados a conocer antes de que finalice la semana, según Londoño, una posible carencia de oxígeno es considerada la principal hipótesis del desastre ambiental.

'Todo apunta a que los peces habrían muerto por falta de oxígeno. Es un fenómeno que ocurre anualmente, pero se han generado ciertas especulaciones que esperamos aclarar', dijo Londoño.