El barranquillero Jean Paul Molina tuvo que sortear en la madrugada del miércoles lodo, barro, corrientes y vehículos varados para llegar a casa a pie, tras caminar 16 kilómetros con agua por encima de la cintura después de verse atrapado durante horas en su lugar de trabajo por el temporal que azotó la costa este española y provocó un centenar de muertos.
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“Fue muy difícil, solo quería llegar a casa a ver a mi familia, era lo que más deseaba en ese momento”, explica en entrevista telefónica a EFE, sobre su experiencia en una noche en la que tardó tres horas en reunirse con su mujer, su hijo de seis meses, su hermana y su primo, los familiares que este colombiano de Barranquilla tiene en España, país al que llegó hace un año y medio.
Lo peor del temporal le encontró en el restaurante en el que trabaja, en un centro comercial a dos pueblos de su hogar -16 kilómetros-, en el municipio valenciano de Chirivella. “No podíamos salir porque la rotonda y las dos salidas estaban totalmente inundadas”, dice.
La banda sonora del momento la formaban las continuas alertas que sonaban en los celulares, cada hora, en las que recordaban que evitaran salir o desplazarse por el temporal. Todos los trabajadores subieron a una azotea donde estaban a salvo: “Pensábamos que [el agua] iba a entrar al local y nos iba a llevar a toditos”.
Horas después, cuando la marea bajó un poco, fue cuando él y sus compañeros tomaron la decisión de irse a casa y empezó la odisea del regreso al hogar.
Angustia en España y Colombia
Antes de emprender el viaje todos se comunicaron con sus familias y uno de los pocos celulares que tenían señal suficiente era el de Molina, que lo prestó a quién lo necesitara. Al iniciar la travesía, se quedó sin batería.
“Fueron momentos de angustia” -recuerda- tanto para su familia en España como para la que está en Colombia, que vivía el momento “destrozada y llorando” mientras veían los vídeos de lo que sucedía y la poca información.
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El paso de las horas hacía que todos ellos se preocuparan, especialmente por la imposibilidad de que él pudiera dar aviso de su ubicación o su estado. “Mi pareja estaba muy desesperada”, cuenta; le esperó mirando de lado a lado de las calles desde la terraza para ver si llegaba.
Mientras, Molina y un grupo de 20 personas trataban de llegar a sus casas, ayudándose cada vez que pasaban por una corriente fuerte y avisándose de terrenos con excesivo barro o lodo, de ramas y coches apilados que podían herirles en las piernas, de cables y árboles donde podían enredarse.
Tres horas después de la salida del centro comercial, el colombiano llegó a su casa. Pasado el tiempo, reflexiona que quizá lo que había vivido en Barranquilla, ciudad costera cuyas calles también se llenan de agua, le ayudó a “desenvolverse de buena manera” durante el temporal.
Solidaridad con los afectados
Con los cortes de luz y las comunicaciones caídas, las tareas de búsqueda se complican y amigos y familiares de afectados han recurrido a las redes sociales para buscarlos. Los grupos de migrantes en ciudades como Valencia están sirviendo de nexo para recopilar información y hacer una lista oficiosa de personas desaparecidas.
Fue el caso del colombiano Jhon Anderson Jaramillo Trejos, de quien buscaban información a través de un grupo de Facebook de colombianos en Valencia y que apareció la mañana del jueves, según confirmó la familia a EFE.
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Los centenares de desaparecidos e incomunicados –muchos de ellos ciudadanos latinoamericanos– por un temporal que ya ha causado alrededor de un centenar de muertos ha despertado la solidaridad de la sociedad civil.
El presidente de la Plataforma Intercultural de España, Eduardo Béjar, dijo a EFE que aún no han podido ir a las zonas afectadas, pero que ya se encuentran trabajando en recolectar víveres y productos de limpieza.
“Después de que salvaron a la gente que se pudo salvar, ahora viene nuestra parte, que es la de la solidaridad”, manifestó Bejar y adelantó que este viernes se reunirá el Comité de Emergencia de algunas asociaciones para organizar las donaciones y su distribución.
Por su parte, la delegada de la Asociación Sociocultural y de Cooperación al Desarrollo por Colombia e Iberoamérica (Aculco) en Valencia, Luz Marina Rendón, explicó a EFE que se ha movilizado para suministrar comida y agua potable a los afectados en colaboración con el Banco de Alimentos, pero son muchas las dificultades para acceder a las zonas castigadas, además de los problemas de comunicación telefónica con los afectados