A diario, las familias de la urbanización Puerta Dorada, ubicada en el sur de Barranquilla, enfrentan una odisea para movilizarse. A pesar de que el sector ha crecido aceleradamente y continúan trabajando en la construcción de más conjuntos residenciales aún no cuentan con rutas de buses que ingresen directamente a la urbanización. La falta de transporte público cercano se ha convertido en una de las principales quejas de la comunidad.
La distancia hasta la vía principal puede superar los 15 o 20 minutos a pie, lo que obliga a muchos a recurrir al medio de transporte informal conocido como el mototaxismo para poder llegar a tiempo a sus trabajos o estudios. Sin embargo, esta alternativa informal también representa un gasto adicional y, en algunos casos, un riesgo para la seguridad.
Los residentes piden a las autoridades distritales y a las empresas de transporte público que incluyan el sector en sus recorridos, argumentando que la población ha crecido rápidamente y que las necesidades de movilidad son cada vez más urgentes.
Esta situación no solo afecta la calidad de vida de los residentes, sino que también tiene un impacto en la movilidad general de Barranquilla. El aumento del uso de mototaxis y vehículos particulares como alternativa al transporte público incrementa la congestión en vías como la Circunvalar y genera un mayor flujo hacia sectores que ya presentan alta demanda en horas pico.
Expertos en movilidad advierten que la expansión de nuevos proyectos de vivienda, sin una planeación articulada del transporte público, está generando cuellos de botella en la movilidad del sur de la ciudad. Además, la falta de rutas formales fomenta el crecimiento del transporte informal, que compite con los buses del sistema legal y pone en riesgo tanto a usuarios como a conductores.
Ubaldina Cantillo, residente del sector, contó que al momento de conocer y decidir comprar las viviendas que se ofrecían en este sector no imaginaron que la movilidad significaría un nuevo reto para la ciudad y un golpe mayor para el bolsillo.
“La situación es compleja porque para ir a una cita médica tengo que tomar es taxi o de lo contrario me tocaría llegar a la Circunvalar caminando con estas temperaturas que están haciendo, pero se debe entender que no todos tienen las mismas posibilidades de movilizarse en taxis”, añadió Cantillo.
La mujer señaló que aunque el hecho de tomar un taxi ya representa un gasto, estos incrementan la tarifa debido a que solo hay una ruta de acceso y salida. Adicionalmente, no existen retornos que ayuden a los vehículos a minimizar los tiempos de viajes. “Los taxistas no se quieren meter para acá porque dicen que se dan la vuelta del bobo para regresarse”.
A lo anterior, le sumó el hecho de que atravesar de peatón la avenida se convirtió en una prueba de vida que deben padecer todos los residentes debido a que no existen puentes peatonales que ayuden a cruzar sin riesgos de que los diferentes vehículos que circulan por la Circunvalar a altas velocidades causen una tragedia.
“En algunas horas hay presencia de orientadores de tránsito , pero cuando no están a uno le da miedo pasar porque es un riesgo que pase una desgracia”.
A su vez, el universitario Jesús Marchena contó que vive en el sector desde hace dos meses y que diariamente vive una odisea para poder tomar el transporte público hasta su lugar de estudio.
“La verdad es difícil porque aquí no entra entra circulación de buses ni nada. Y más que todo porque el transporte cobra caro ya que tiene que dar la vuelta de la Cordialidad. Yo antes vivía en los Andes y el transporte público era más llevadero”, sostuvo.
Además mencionó que debido a que la vida de los universitarios es tan ajetreada, es normal que se les pase el tiempo y deban tomar el transporte con rapidez, pero que en la zona es esto complejo. “El día que voy tarde no tengo maneras de tomar el bus en menor tiempo a menos que se pague una mototaxi y ya está el pasaje bastante alto de por sí como para agregar algo más”.
“Todos los días tengo que bajar hasta la Circunvalar para coger el bus. A veces no hay motos a esa hora porque es peligroso, y si las hay, toca pagar doble transporte”, relató Noraima Finol, trabajadora en el sector de Puerta Dorada.
Las condiciones climáticas agravan la situación. “Caminar bajo el sol o la lluvia es horrible. Cuando uno sale de trabajar, tiene que hacerlo a pie hasta la salida. Si llueve, se empapa; si hace sol, llega agotado. No hay otra opción”, contó.
“Una moto cobra $2 mil, más lo del bus son $6.300 diarios solo en transporte de ida. En mi caso, tengo que hacer tres paradas para ir y tres para venir. Prácticamente el sueldo se va en pasajes”, agregó resignada.
El problema también afecta a los mototaxistas que trabajan en la zona. Ezequiel Enrique Rojano, quien lleva cuatro años ofreciendo el servicio en el sector, explicó que su labor es la única alternativa para muchos vecinos.
“No hay salida. La entrada y la salida es la misma. Los buses no entran porque dicen que se demoran más y pierden tiempo. Por eso la gente depende del mototaxi”, sostuvo Rojano.
Ezequiel detalló que, aunque el costo del servicio se ha mantenido estable, el impacto económico recae en los residentes.
La falta de rutas formales no solo encarece el costo de vida, sino que también genera un aumento en el uso del transporte informal y la congestión en las vías principales, como la Circunvalar. Vecinos y conductores coinciden en que el sector necesita con urgencia una solución de movilidad que les permita integrarse a la red de transporte público de Barranquilla.
Una mirada a la movilidad
Isidro Ruiz Estrada, consultor en movilidad y seguridad vial, explicó que la modificación o ampliación de rutas de transporte público en Barranquilla no puede hacerse de manera improvisada, sino que requiere estudios técnicos rigurosos.
“Las rutas no se alargan ni se crean caprichosamente. Cualquier cambio debe sustentarse en estudios técnicos de campo y análisis realizados por especialistas en planificación del transporte. Cuando la modificación supera el 10 % de la longitud de la ruta, la norma exige estudios específicos que toman tiempo, pues implican mediciones y evaluaciones de la demanda”, señaló Ruiz.
Destacó que las autoridades competentes, como el Área Metropolitana de Barranquilla o la Secretaría de Tránsito y Seguridad Vial, deberían estar adelantando estos estudios para atender la creciente demanda en los nuevos desarrollos urbanísticos del Distrito y su conurbación, como Puerta Dorada, Alameda del Río y Ciudad Mallorquín.
“Si estas áreas no son cubiertas por el transporte formal, inevitablemente surge la informalidad: aparecen los taxis colectivos, las mototaxis, los motocarros y hasta triciclos, porque la población busca satisfacer su necesidad de movilidad de alguna manera. La falta de oferta formal genera ese fenómeno”, explicó.
Ruiz también se refirió a las condiciones geográficas del sector Puerta Dorada, donde los residentes deben recorrer una pendiente prolongada para llegar a la vía principal, lo que agrava la dificultad de transporte, especialmente para personas con niños o cargadas de mercado.
EL HERALDO consultó al Área Metropolitana de Barranquilla (AMB) para conocer si se encuentran trabajando para dar respuesta a la comunidad y si se implementarán o no rutas de buses y no obtuvo respuesta.

La solicitud será estudiada
Durante su visita al sector Puerta Dorada para la entrega de un nuevo CAI, el alcalde Alejandro Char reconoció la necesidad de fortalecer el sistema de transporte público en esta zona de expansión urbana de Barranquilla.
“Me llevo la inquietud del transporte público, por supuesto que necesitamos transporte público aquí. Ya son tres mil apartamentos habitados, eso significa al menos doce mil personas viviendo en este sector. Aquí tiene que haber mucha flota, y por supuesto hay que mejorar la movilidad, los semáforos y toda la infraestructura que acompañe este crecimiento”, expresó el mandatario distrital.





















