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Con murales que contarán las historias, tradiciones y raíces de la ciudad, el Barrio Abajo se está convirtiendo en un gran museo a cielo abierto.

Así lo anunció el alcalde Alejandro Char, quien destacó que esta iniciativa hace parte de la estrategia de transformación local con la que la ciudad se alista para recibir el Foro Internacional de la OCDE, del 8 al 11 de julio.

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“¡En Barrio Abajo estamos construyendo un museo a cielo abierto! El arte que conecta a Barranquilla con su gente se transformará en murales que llenarán de vida y color esta joya patrimonial que tenemos en la ciudad. Cada esquina, callejón, juego tradicional, cada raíz cultural y gastronómica cobrarán vida a través de los trazos de nuestro talento local”, expresó el mandatario.

Las obras son resultado de un proceso colaborativo en el que la comunidad, los artistas locales y empresarios del sector eligieron las temáticas para los murales que ya comienzan a tomar forma. Se busca resaltar la historia, identidad y riqueza artística de este sector emblemático.

Urbanismo táctico

El proyecto en Barrio Abajo se enmarca en el urbanismo táctico impulsado por el Distrito, una herramienta de transformación que permite la recuperación rápida de espacios públicos mediante intervenciones de bajo costo y alto impacto social.

Así como se trabaja en Barrio Abajo, otras iniciativas como la recuperación de callejones de El Prado y la intervención de más de 41 puntos críticos, antes convertidos en botaderos de basura, demuestran cómo el arte, la innovación social y la cooperación fortalecen el tejido comunitario.

Impacto ambiental y social

Estas acciones no solo embellecen los sectores, sino que aportan al cuidado del medioambiente.

Según cifras del Distrito, se han recuperado más de 41.582 metros cuadrados de espacio público, lo que ha permitido evitar la emisión de más de 36.000 toneladas de CO² anuales, además de beneficiar a más de 55.000 habitantes con entornos más limpios, verdes y seguros.

Proyectos como el de los Callejones de El Prado —donde se ha intervenido el Callejón de La Libertad y otros tres corredores— son muestra de cómo el arte y la participación ciudadana ayudan a mantener viva la memoria colectiva.

Las obras, realizadas por muralistas seleccionados mediante convocatorias públicas, convierten estos espacios en lugares de encuentro, orgullo y pertenencia.

Barranquilla continúa así su proceso de transformación local que la proyecta como inspiración global, alineada con los ejes de sostenibilidad, innovación social y cooperación del Foro de la OCDE.