Ente pitos y matracas, música y sonrisas, se escucha la misma canción de todos los años y la gente se da un abrazo, se acercan los enamorados para darse un beso y escuchar los pitos que anuncian el año nuevo, en medio de miles de piezas de pólvora que fulgurantes se queman en el cielo, de colores brillantes y diferentes, mientras de una casa sacan a arrastrado a una figura, alcanzando el límite del paroxismo popular: “¡Préndelo ya!”, se grita al unísono.
Es un muñeco de Año Viejo, una de las tradiciones más presentes en la cultura latinoamericana, que se ve a lo largo del continente y que tiene particular arraigo en Colombia, traído al ‘nuevo mundo’ presumiblemente por los españoles, pues los historiadores rastrean su pasado a algo con tantos siglos como las tradiciones de los pueblos griegos.
Cambio a la modernidad
Sin embargo, como suele pasar para que las tradiciones perduren, en los años más recientes los muñecos ya no son los tradicionales hechos con aserrín y ropa vieja y a los que agregaban pólvora volviéndolos peligrosos, sino que se venden y compran por internet, a todos los precios y tamaños. Además han encontrado en ellos la manera de aportar a causas nobles en Barranquilla.
Quemando por una causa
El paradigma de la pandemia de la covid-19 obligó a hace unos años a buscar métodos alternativos para buscar forma de financiar los programas sociales de la Corporación Centro de Educación Especial y Rehabilitación (Ceer), dedicada a educar a personas en condición de discapacidad cognitiva.
“Nosotros vendemos un kit de año viejo, con el cual financiamos nuestra huerta terapéutica, la cual tenemos en convenio con la Fundación ATI, Sabores y Saberes y la Universidad del Atlántico”, explicó EL HERALDO Margarita Molina De La Cruz, vicepresidenta del Ceer, fundada hace 40 años.
“El éxito fue tan grande que vendimos todo la primera ola del material. Y ahora estamos entregando los pedidos con más muñecos. Es muy importante para nosotros poder entregar este kit que es seguro y respeta la seguridad para las personas, para evitar que resulten quemados y afectados”, añadió. Por lo tanto, ahora no es quemar por hacerlo sino para aportar a la causa.
El kit contiene todo
Dentro de los kits solidarios que vende el Ceer destacan un muñeco de Año Viejo hecho a mano, una caja de fósforos, una hoja con lo que se quiere quemar para dejar en el año viejo y otra hoja para anotar los deseos para el año nuevo y un líquido para facilitar la combustión del muñeco. En internet y redes sociales se consiguen hasta con bolsas de lentejas para llevar en los bolsillos y otros agüeros de la festividad.