El colapso de la torre sur del Bloque 4 del Conjunto Residencial Privilegios, ubicado en la esquina de la calle 89 con carrera 41, en el barrio Campo Alegre, ha generado preocupación entre los barranquilleros, quienes aún se preguntan qué provocó el trágico suceso. Y es que al parecer no habría una sola causa, sino que hay una combinación de factores a tener en cuenta ante la caída de dicha infraestructura.
El Centro de Innovación en Tecnología del Concreto y de la Construcción del Caribe de la Universidad del Norte, liderado por el profesor Carlos Arteta, se encargó de elaborar un informe que describe que tanto la falta de mantenimiento en el tiempo, como el avanzado deterioro por las condiciones ambientales del terreno, un sistema estructural débil y el uso de materiales de construcción de baja calidad tuvieron influencia en el colapso de la torre del edificio.
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En primer lugar, Arteta mencionó que la arcilla que subyace en la zona donde se encontraba el bloque colapsado es altamente sensible a los cambios en el contenido de humedad.
“Los cambios en el contenido de humedad y particularmente el aumento en el grado de saturación de estas arcillas resulta en una pérdida de resistencia y rigidez, en una tendencia a la expansión volumétrica. Entonces todo este proceso puede generar presiones de expansión significativas, lo que podría afectar la estabilidad y el desempeño de las estructuras soportadas”, dijo.
Agregó que es muy posible que las precipitaciones constantes que se registraron en las semanas previas al colapso del edificio hayan tenido incidencia en debilitamiento de la estructura.
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“Un aumento en los contenidos de humedad de los suelos subyacentes a las cimentaciones por las lluvias en Barranquilla genera cambios volumétricos o cambios en las presiones de contacto entre el suelo y las estructuras de cimentación. Debido a la naturaleza variable del terreno en términos de contenido de humedad natural, densidad, y su historia de carga y humedecimiento, estos cambios volumétricos y de presión podrían haber producido daños en la estructura”, comentó el profesor Arrieta.
Otro de los hallazgos de la investigación es que hay un deterioro avanzado por corrosión en distintos elementos de la estructura colapsaba del bloque: “En las exploraciones realizadas después del colapso se encontraron bloques de mampostería que evidenciaban deficiencias significativas en el relleno, ya sea por ausencia de concreto de inyección o por la presencia de celdas llenas con desechos de construcción, como bolsas de cemento y otros materiales inadecuados”.
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Igualmente, los investigadores encontraron que en las zonas adyacentes al colapso –correspondiente a las escaleras que conectan los Bloques 3 y 4 con el Bloque 5– se observa un estado de corrosión avanzado y también en la vigueta del sistema de losa y en el área de muros.
Durante las exploraciones, el profesor Carlos Arteta detalló que se detectaron que varias partes de los muros en diferentes sitios habían sido afectados por la humedad, como resultado de la acción del agua de lluvia y posiblemente por capilaridad en las zonas inferiores de los muros.
“El edificio no había sido protegido con un mortero de recubrimiento o pañete en la superficie de los muros, que se evidencia por la ausencia de pintura de protección, exposición a la intemperie, y por ende comprometiendo la durabilidad de este”, sostuvo.
Otras evidencias
La problemática de Campo Alegre se deriva en un complejo conjunto de problemas de inestabilidad geotécnica causados tanto por condiciones naturales como por intervenciones humanas. Según el estudio liderado por el profesor Carlos Arrieta, hay información concluyente en ese sentido.
“Este sector se encuentra afectado principalmente por la presencia de arcillas marinas expansivas, un material caracterizado por su elevada susceptibilidad a cambios volumétricos cuando se producen variaciones en su contenido de humedad. Este comportamiento ha contribuido históricamente a procesos significativos de deformación estructural, fallas en las edificaciones y deslizamientos de tierra”, dijo.
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Agregó que “estos problemas son particularmente severos en las laderas occidentales de Barranquilla, con existencia de viviendas afectadas”.
Por otro lado, los detalles que señalan los riesgos de la construcción en esta zona de la ciudad existen desde hace mucho tiempo.
“En 1997, el Instituto Colombiano de Geología y Minería (hoy Servicio Geológico Colombiano, SGC) señaló los riesgos inherentes a la construcción en las laderas occidentales de Barranquilla, incluyendo la zona donde posteriormente se desarrollaría el barrio Campo Alegre”, dijo.
Y agregó que “incluso desde la década de 1970, ya se habían registrado deslizamientos de tierra en áreas cercanas, como en el barrio Las Terrazas, evidenciando una historia prolongada de inestabilidad geológica en la región”.
Las recomendaciones
Las recomendaciones que se derivan del informe apuntan hacia la evaluación y adaptación de las condiciones que existen actualmente en las infraestructuras del sector de Campo Alegre.
“En estos casos, es importante que se haga una caracterización geomecánica que incluya ensayos de presión de expansión, resistencia en condiciones drenadas y ensayos de consolidación. En tales casos es importante resaltar que pruebas de corto plazo no son suficientes para lograr una comprensión adecuada del suelo en el largo plazo”, describió el documento.
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El estudio fue enfático en que “debe haber una prohibición de trabajos de rehabilitación en el edificio, dadas las deficiencias estructurales observadas y las condiciones de los materiales en los elementos, la rehabilitación de las edificaciones no es viable ni segura. Cualquier intento de reparación no garantizaría la estabilidad estructural exponiendo a futuros ocupantes a riesgos significativos”.
Finalmente, el ingeniero Carlos Arrieta, en materia de supervisión del informe, resaltó la importancia de “hacer evaluación y mantenimiento preventivo de edificaciones existentes”.
Damnificados piden soluciones a las autoridades
La semana anterior, un grupo de habitantes de Campo Alegre adelantaron una protesta para solicitar a las autoridades que adopten soluciones concretas a su problemática de vivienda.
Zuleima Blanco, residente del sector de Campo Alegre, le detalló a esta casa editorial la razón por la que adelantaron la jornada de protesta.
“Nosotros estamos exigiendo que nos paguen nuestros apartamentos, porque ya no tenemos nada ahí. Ya ahí no hay absolutamente nada y esta es una lucha que tenemos más de veinte años con este proceso”, sentenció la barranquillera.
Blanco relató que desde que ocurrió la tragedia en Campo Alegre, la administración distrital los “obligó” a evacuar y les han pagado un auxilio por cerca de 700 mil pesos. Sin embargo, este beneficio se lo quitaron el año anterior debido a que ya no consideraban que hacía parte de una comunidad vulnerable.