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El arrendamiento social ha emergido como una solución clave para enfrentar el déficit habitacional en América Latina, proporcionando una alternativa viable para millones de familias que no pueden acceder a la vivienda propia. Este modelo ha sido implementado con éxito en varios países de la región, y su estudio fue el tema central del evento “VI-LAB: Estrategias de Inversión y Desarrollo en Arrendamiento Social: Desafíos y Soluciones”, realizado en Barranquilla.

El evento fue organizado por la Plataforma de Prácticas del Hábitat Urbano y Vivienda (Plataforma UHPH), CAF - Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe, Hábitat para la Humanidad y la Fundación Santo Domingo. Este espacio reunió a expertos, inversionistas y actores clave del sector para discutir soluciones innovadoras y explorar estrategias que faciliten el desarrollo de viviendas de arrendamiento social a gran escala.

Durante el encuentro, se profundizó en el papel de los gobiernos en la promoción de inversiones de impacto, así como en la necesidad de crear incentivos financieros y marcos regulatorios alineados que fomenten la colaboración entre el sector privado, inversionistas y organizaciones sin fines de lucro. La meta es garantizar soluciones sostenibles para la creciente dificultad de adquirir vivienda propia.

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Pablo López, coordinador de Vivienda de CAF, destacó los principales desafíos del modelo en la región: “El acceso a la vivienda en propiedad sigue siendo una dificultad creciente en América Latina, debido a factores como el limitado acceso a crédito hipotecario, el aumento en los precios del suelo y los cambios en la estructura familiar. Esto ha llevado a más hogares a optar por el alquiler social como alternativa. Este tipo de espacios de co-creación son clave para explorar opciones regulatorias y financieras que puedan facilitar la expansión del arrendamiento social”.

A lo largo del evento, expertos de Chile, Colombia y Argentina presentaron iniciativas exitosas y compartieron enfoques innovadores que se implementan en los proyectos de arrendamiento social en sus países. Además, se abordaron las oportunidades de financiamiento, las barreras de entrada y los desafíos del impacto de las inversiones.

Juan Diego Céspedes, director de Hábitat y Desarrollo Urbano de la Fundación Santo Domingo, señaló: “Desde hace 64 años trabajamos con el propósito de que más personas puedan proveer bienestar a sus familias y contribuir a hacer de Colombia un país más equitativo y sostenible. Para lograrlo, el acceso a la vivienda es uno de los grandes habilitadores, por eso, desde hace varias décadas hemos trabajado de la mano de múltiples aliados en ese sector. Sin embargo, hemos identificado que una parte importante de la población no puede acceder a la vivienda bajo el modelo de compra, ya sea por la falta de políticas adecuadas o por las limitadas capacidades de endeudamiento, entonces el arrendamiento social representa una oportunidad real para ofrecer acceso a una vivienda digna y, al mismo tiempo, una alternativa de inversión”.

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Adriana Llorca, directora Asociada de Hábitat para la Humanidad LAC, subrayó la importancia de escalar el modelo de arrendamiento social: “Si bien los esfuerzos que hemos hecho por adelantar proyectos de construcción de vivienda nueva y mejoramiento de viviendas son valiosos, resultan insuficientes para lograr un impacto sostenible y a gran escala. Tenemos un ejemplo claro de buenas prácticas en este modelo de vivienda, y es el proyecto de arrendamiento social con opción de compra en Honduras, donde se construyeron 4 edificios con 54 apartamentos innovadores y sostenibles, destinados a familias de bajos ingresos, que hoy tienen la posibilidad de vivir en alquiler, pero al tiempo, pagar para ser futuros propietarios de esos inmuebles”.

Marina Muñoz, coordinadora regional de la Plataforma de Prácticas del Hábitat Urbano y Vivienda (UHPH), compartió que el intercambio de experiencias es vital para avanzar más rápido en el desarrollo y escalamiento de programas de alquiler social en América Latina.

Finalmente, se concluyó con un diálogo sobre cómo atraer inversiones y formar alianzas estratégicas que permitan escalar el modelo de arrendamiento social. Como resultado, se definieron acciones clave para avanzar en el acceso a la vivienda para las poblaciones más vulnerables de la región.