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En la iglesia San Antonio de Padua empezó la historia del municipio de Soledad. Dentro de sus paredes llenas de ilustraciones sacramentales se guardan más de 420 años de relatos y vivencias de miles de personas que pasaron por este templo colonial, que es el más antiguo del departamento del Atlántico.

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 Sin embargo, Gloria Donado, una soledeña de 70 años, contó que todos los recuerdos y experiencias de su vida están en riesgo de desaparecer por el mal estado que presenta la iglesia desde hace varios años

“Cada vez que paso por la plaza del municipio me da tristeza ver el estado en el que está la iglesia, pasan los años y uno piensa que las cosas en Soledad irán mejor, pero cada vez parecemos más un pueblo, sin sentido de pertenencia por sus alrededores. Es preocupante que nos digan a nosotros el pueblo que no hay plata para arreglarla, lo que pasa es que se la malgastan y no hacen las cosas bien. Al templo le han hecho unas refacciones en las escaleras y paredes, pero se ve peor que nunca. Inclusive, hay una pared negra en la parte de la entrada que no se quita con nada”, declaró.

A su vez, rememoró de manera nostálgica la experiencia de su boda cuando el templo estaba en buenas condiciones.

“El que ahora es mi esposo vivía en Barranquilla y me lo traje a Soledad a las fiestas de San Antonio que se hacen en la plaza del municipio por la importancia que tiene la iglesia, acá nos conocimos y luego todo se dio para casarnos en el templo, ahora es imposible que pasen historias así porque la iglesia ha perdido su atractivo”, agregó.

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Entre tanto, María Donado, quien se junta con sus amigos cada tarde a los alrededores de la iglesia, mencionó que los símbolos del municipio como la iglesia han ido desapareciendo durante los últimos años.

“Los bancos, el viejo mercado, el museo y próximamente la iglesia se han ido desapareciendo con el tiempo de este sector tan importante del municipio. Les prestan más atención a los conjuntos residenciales y lo comercial. Sé que los años dorados del templo ya pasaron, pero la religión es algo que no se puede dejar morir así nada más con el abandono de la iglesia”, dijo.

Hugo Bermejo, de 70 años, mencionó que la iglesia sigue siendo importante para los feligreses del municipio.

“Todavía hay personas que asisten para los bautizos y bodas, incluso tuvimos nuestras fiestas patronales aquí a pesar de todo, no hay que dejar que desaparezca”, afirmó.

Por su parte, Emilio Gutiérrez, residente del municipio, mencionó que la iglesia ha ido perdiendo su atractivo, por lo que el sector se ha desvalorizado y se ha llenado de inseguridad.

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“Como buen católico voy a la iglesia todos los domingos, pero hubo un tiempo donde me aparté un poco, ya que la iglesia era como el faro de luz en medio de la oscuridad del municipio, así que tras su deterioro la inseguridad se desbordó porque parecía abandonada y hasta el sol de hoy sigue siendo así. La iglesia es un lugar para la integración familiar y si los padres no vienen más con sus hijos entonces estamos creando adultos para el futuro sin sentido de pertenencia por sus símbolos”, manifestó.