Diogenes Escorcia está de pie mirando fijamente lo que queda de su vivienda ubicada en el barrio El Carmen, en Malambo, luego de que el vendaval registrado la tarde del sábado 3 de junio hiciera que el árbol de mango sembrado en su terraza cayera por completo sobre ella.
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Dolor, angustia e incertidumbre son algunos de los sentimientos que experimentó durante la emergencia y posterior a ella, luego de haber habitado esta casa por más de 40 años. 'Yo trabajé tantos años para mejorar esta casa, poco a poco la iba arreglando para uno dignificarse y ver como en un segundo todo ese sacrificio se pierde es muy doloroso'.
Contó que antes de que el árbol cayera sobre la primera alcoba sus dos nietas y nuera estaban durmiendo. 'Ellas sintieron la brisa y que cayeron bastantes mangos, se levantaron a cogerlos y justo en ese momento el árbol se desprendió del suelo, pero si ellas no salen las hubiese aplastado'.