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Han pasado siete días de la emergencia que marcó la historia del municipio de Piojó, Atlántico. En el cementerio se escucha cómo las bóvedas que aún están en pie se caen poco a poco por la inestabilidad del terreno. En los espacios se observa un polvo blanco, es cal, su finalidad es disipar un poco los fétidos olores que emanan de las bóvedas que están abiertas y en donde se observan gran parte de los ataúdes.

A los lejos se sienten los lamentos de Braulio Imitola Jiménez, quien se ha convertido en el 'guardián' de este espacio, pues aquí reposan los restos de sus padres, abuelos paternos, tíos, cuñada y sobrino. Sigue a la espera de lo que sucederá con ellos.