Hoy en día no queda ni sombra de la que fuera una de las instituciones educativas más importantes del siglo XX en la capital del Atlántico.
El emblemático Colegio de Barranquilla, que sobresalía por su diseño arquitectónico y su filosofía académica, en actualidad se reduce a una infraestructura digna de una película de terror, a un baño público, un botadero de basuras y un taller de mecánica automotriz.
Este predio, que en el año 1972 pasó a pertenecer a la Universidad del Atlántico y posteriormente al Distrito, genera una serie de malestares y sentimientos entre las personas que residen en sus inmediaciones y en todos aquellos que alguna vez hicieron parte de esta institución, de la cual solo queda recordarla con nostalgia. Por ahora.
Las molestias las manifiestan los vecinos de esta sede ubicada en la localidad Norte-Centro Histórico, quienes denunciaron que desde hace mucho tiempo se convirtió en un foco de inseguridad, pues los delincuentes se resguardan aquí.
También dijeron que es un sitio en donde se concentran 'malos olores', ya que los 'indigentes realizan sus necesidades fisiológicas aquí y tiran desechos, escombros, animales muertos y demás elementos fétidos', así lo manifestó Carlos Tapia, habitante del sector.