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Nunca ha sentido temor al tener cada día más de cien miradas encima. Su espíritu servicial ha sido la cualidad más notable ante sus clientes y amigos durante veintidós años en ‘La Divina Providencia’, un puesto estacionario de artículos religiosos ubicado a un costado de la Plaza San Nicolás.

El propietario es Sairo Sarmiento, un comerciante independiente que ha sabido mantenerse en esta concurrida zona céntrica a pesar de innumerables inconvenientes. Todos los días abre las puertas de su pequeño local, organiza los estantes, coloca cada santo en su debido puesto y se prepara para recibir a creyentes cristianos en busca de algún objeto relacionado con la fe católica.

La parábola de las siete vacas gordas que representan abundancia y las siete vacas flacas que hacen alusión a la escasez, es un ejemplo perfecto de lo que ha tenido que vivir este comerciante religioso a lo largo de estos años.

'La pandemia fue un momento muy duro, me tocó encerrarme en casa con mi familia. Durante esos meses la situación fue difícil porque trabajaba a medias realizando reparaciones de santos y cosas pequeñas que me encargaban' comentó Sarmiento.