Han pasado varias décadas desde su construcción y un poco más de la mitad de ese tiempo ha estado sumergido en el abandono, así da cuenta la historia del Castillo de Salgar, el lugar que en 1810 fue un punto de guardia marítima de la colonia española.
Su ubicación estratégica sobre una pendiente desde la que se observa el mar Caribe propiciaba un buen avistamiento de las embarcaciones que por allí navegaban.
En 1820 con la salida de los españoles se generaría un poco de libertad para mover la mercancía, entonces entre 1845 y 1848 el comercio que se hacía más fuerte obligó a tener una edificación para ejercer vigilancia, pues el paso de mercancía de contrabando no era ajeno a la época.
'El Estado tenía la intención de crear un control aduanero para legalización de la mercancía porque se estaba dando de manera improvisada o desordenada y los beneficiados eran unos pocos capitalistas del momento', narra el investigador Helkin Nuñez, del Archivo Histórico del Atlántico.
Esto generó que el banquero barranquillero Esteban Márquez se interesara por construir el Castillo. Para lograrlo hizo un convenio con la Nación. 'Aunque de castillo no tiene nada', dice Nuñez.
La inspiración de Márquez para construir el castillo tendría que ver con la tipología arquitectónica de la época, los conocedores como el arquitecto Juan Pablo Mestre, también director del Archivo Histórico del Atlántico, dicen que el estilo se asemeja con el que usaba el banquero en su casa, situada sobre la Plaza San Nicolás.
'Digamos que eran construcciones comunes en la época, eso lo vemos en otras edificaciones del Centro y del viejo mercado de Barranquilla'.
Lo cierto es que ese control aduanero se convertiría en el primero del país, y su ubicación era un punto obligado en el gran Caribe para el mercado marítimo porque las grandes embarcaciones que llegaban a Salgar y Sabanilla generaban flujo de pasajeros y de mercancía; aunque para muchos ese castillo estaba 'mal ubicado'.