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Que un área natural que se encuentra protegida obtenga nuevos terrenos significa conservación para la biodiversidad.

El Palomar, una extensa zona de pura naturaleza, situada en Piojó, logró hasta hace poco tiempo la compra de 62 hectáreas como parte de un proceso de compensación ambiental.

El enorme ecosistema se destaca por su atractivo paisajístico y turístico. 

Pertenece a las zonas montañosas del Atlántico, alberga el bosque seco tropical y gracias a sus fuertes pendientes dificulta la intervención antrópica de actividades agrícolas y ganaderas. Lo que permite conservarse en muy buenas condiciones ecológicas. 

Su área de cobertura contiene el nacimiento de arroyos de carácter intermitente, que hacen parte de la cuenca hidrográfica litoral, cuyas aguas drenan al mar Caribe y a la ciénaga del Totumo.

Su ubicación es 'altamente estratégica' para la conectividad con otros ecosistemas protegidos como es el caso de Luriza en Usiacurí y Los Rosales en Luruaco.