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Contar con una vivienda digna, en un lugar agradable y con ciertas comodidades. Ese es el sueño de Rafael Guillermo Teherán, un hombre que reside en su natal Campeche en un 'ranchito' –como él mismo lo llama– junto a su esposa e hija.

Teherán se dedica desde los 19 años de edad a trabajar como mototaxista en este corregimiento. En algunas ocasiones se desempeña en oficios varios y así contar con más dinero para los gastos diarios de su hogar.

Este hombre contó a EL HERALDO que desde hace cuatro años habita en su 'ranchito', el cual fue hecho por él con láminas de zinc y madera para sostenerla, para poder independizarse junto a su familia.

'Este terreno es de mi mamá, nos cedió la mitad a mí y la otra mitad a mi hermano, yo decidí hacer mi ranchito para tener donde vivir mientras consigo algo mejor. Está hecho de zinc y madera y pues le puse piso para no estar en la tierra pelada', dijo.

Él se encuentra agradecido por poder contar con un lugar para vivir, pero sueña con habitar ya sea una casa o un apartamento de alguna constructora en una buena localidad, tales como las Viviendas de Interés Social (VIS) y para las cuales el Gobierno y ahora la Gobernación del Atlántico ofrecen unos subsidios económicos para aquellas personas que deseen mejorar su condición de vida y adquirir un nuevo lugar donde vivir a precios asequibles.

'Quien no sueña con tener una casa linda donde pueda estar bien uno y la familia. Nunca he hecho el intento de aplicar a los subsidios, pero claro que he querido, sería bueno poder vivir dignamente y que bueno que la Gobernación ayude a los sueños de los atlanticenses', comentó Teherán.

Ese sueño de vivir dignamente lo comparte con Astrid Ribón, una mujer de 50 años que llegó desde Tacamocho, Bolívar, desplazada por la violencia y desea poder obtener una vivienda y montar su restaurante para salir adelante.

'Yo quiero tener mi casita, no tenemos donde vivir, venimos atropellados de la violencia también por el río Magdalena que nos hizo salir de nuestra tierra. Mi sueño siempre ha sido tener mi casa, mi negocio, mis cosas y salir adelante, le pido todos los días a Dios que me permita poder cumplir ese anhelo y ahora con esos subsidios sé que puedo lograrlo', expresó Astrid.