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Es una reserva protegida de bosque seco tropical, ubicada a seis kilómetros de Usiacurí y hasta hace poco con una extensión de 837 hectáreas de pura naturaleza.

Luriza es el hábitat en el Atlántico de 138 especies de aves, 19 ejemplares de anfibios, 44 de reptiles y 43 de mamíferos, entre los que se destaca el mono cotudo y el tití cabeciblanco. También hay cinco especies que se encuentran bajo riesgo de amenaza.

Su conservación es vital para los procesos biológicos de la fauna y la flora, por eso a través de mecanismos de compensación la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA) busca que se zonifique el área total de influencia de la reserva en la que aún existen predios privados.

Con las nuevas 150 hectáreas en Luriza no solo se logra parte de ese objetivo, sino que se amplía el área a unas 987 hectáreas.

El predio es entregado por la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) a la CRA para resarcir el impacto generado por la degradación de otros ecosistemas causada por un proyecto concesionado.

'Cuando hay pérdida de biodiversidad por cuenta de ejecución de obras en donde, por ejemplo, hubo tala de árboles, las entidades o empresas están obligadas a compensar ese daño. En este caso la autoridad ambiental decidió que ese plan correctivo se hiciera con la compra de un predio privado dentro del área de Luriza', dice el biólogo Joe García, especialista en Análisis de Gestión Ambiental de la CRA.

En palabras de la ministra de Transporte, Ángela María Orozco, los proyectos concesionados deben tener aportes en materia de sostenibilidad ambiental y a través de esta compensación promover la conservación y restauración de los ecosistemas.

Después de recibir oficialmente el terreno, lo siguiente es desarrollar planes de restauración. Esto consiste en sembrar especies propias del bosque seco que sirvan de hábitat para las especies que hacen parte del ecosistema.

'En ese lugar ya no habrá actividades diferentes a la conservación del bosque', asegura el biólogo.

Para observar la vegetación espesa del bosque pueden pasar hasta 15 años; sin embargo, el biólogo dice que es esencial continuar con los procesos de restauración para garantizar el hábitat de cientos de especies.

'Se ha demostrado que si tenemos el control y la potestad de manejar los predios alrededor de la reserva y hacer acciones por la conservación los procesos arrojarán mayores resultados y serán más efectivos', sustenta el experto.