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Comprensivo, inteligente, recto, honesto y lector empedernido. Así describió el gobernador Eduardo Verano de la Rosa a su padre Eduardo Verano Prieto, durante la misa de cenizas y los homenajes póstumos que se rindieron en su nombre en la Catedral Metropolitana.

Familiares, dirigentes políticos y amigos le dieron ayer el último adiós en una sentida ceremonia, que ofició monseñor Víctor Tamayo, en la que el mandatario destacó que su padre fue su 'máxima inspiración', porque le enseñó la disciplina, el amor por Barranquilla y por la Región Caribe.

Según el gobernador, también les inculcó el amor por la música clásica, la que escuchó hasta el último instante. Ante los asistentes, relató que la noche de su fallecimiento (su padre) estuvo escuchando un bolero ‘Desvelo de amor’, de Rafael Hernández, que en uno de sus apartes dice: 'sufro mucho tu ausencia, yo no puedo vivir si a mi lado no estás, dicen que soy cobarde, que tengo miedo de perderte'.

Desde las 3:45 de la tarde comenzaron a llegar innumerables líderes de municipios y poblaciones más apartadas del departamento. Luego llegaron empresarios, diputados, miembros del partido liberal y congresistas, la mayoría de ellos vestidos de lino blanco.

La iglesia estaba colmada también de líderes de diferentes barrios de Barranquilla, quienes hicieron fila cerca a la entrada de la catedral para saludar al mandatario departamental y darle un abrazo de fortaleza.