Compartir:

Desde la mañana de ayer, los habitantes de Santo Tomás celebraron el inicio de la temporada de precarnaval con el tradicional ‘moja-moja’, como cada 20 de enero.

Aunque en esta ocasión, la actividad, en la que vecinos y conocidos se lanzan agua entre sí, empezó un par de horas más tarde de lo acostumbrado, debido a que desde el día anterior se encontraban celebrando la lectura del Bando, la cual fue decretada por la reina del Carnaval de este municipio, Marluz Acosta.

A pesar de que el pasado miércoles el servicio de agua potable en Santo Tomás fue suspendido debido a que Triple A debió mover su barcaza en la planta Sabanagrande por bajos niveles del río Magdalena ante el Fenómeno de El Niño, el derroche de este líquido no se hizo esperar por parte de la comunidad.

Uno de los que participó en el suceso fue Jairo Lara, quien sostuvo que esta vez había que celebrar el ‘moja-moja’ sí o sí, gracias a que este año la fecha coincidió con el domingo, día en el que la mayoría de la población descansa de sus labores cotidianas.

'Esta es una tradición de varias generaciones y todavía tiene un futuro por delante, porque también lo celebran los niños. Por agua no nos preocupamos, porque es raro que aquí se suspenda el agua. La última vez que se suspendió fue por mantenimiento', aseguró el hombre.

Un caso especial lo vivió Luis Polo, un barranquillero que acostumbraba a disfrutar cada 20 de enero del ‘moja-moja’ en Santo Tomás, pero por compromisos fuera de la ciudad no había regresado a esta población, sino hasta esta vez, una década después.

'Hace rato no venía, es un ambiente totalmente diferente al de Barranquilla, porque aquí la gente que le cae agua no se molesta, no dice nada si la mojas, mientras que allá las personas se molestan', manifestó el mensajero, quien reconoció que lo que le preocupa es la cantidad de agua que se desperdicia.

Mientras, en el bulevar de Santo Tomás, los participantes del ambiente festivo recibían en su integridad una cantidad considerable de agua que provenía de tres carrotanques, cada uno con una capacidad aproximada de 14 mil litros, que recorrían las calles principales del pueblo y habrían desperdiciado más de 42 mil litros de agua.

El tradicional sancocho hizo parte del panorama húmedo del municipio, donde lanzaron agua desde todo tipo de instrumentos, como baldes, mangueras, y hasta bolsas plásticas que se rompían con el impacto en el cuerpo de las personas.

De acuerdo con el alcalde de Santo Tomás, Luis Escorcia, esta jornada es el significado de 'un pueblo que está arraigado a sus tradiciones' y conserva la tradición de mojar el 20 de enero. Explicó que, para no desperdiciar el agua, se lanza en carrotanques con agua no tratada.

'A veces la costumbre va por encima de la norma y cómo hace uno para decirle a 26 mil habitantes que no despilfarre agua. Hemos hecho consejos de seguridad y no ha sido posible decirle al tomasino que controle el uso del agua', dijo el mandatario.

Monitoreo

Adoptan medidas

Con el fin de fortalecer la capacidad de respuesta de los sistemas de acueducto y alcantarillado ante la eventual llegada de El Niño a la región, Aguas del Sur del Atlántico anunció un plan de contingencia orientado a disminuir el impacto en la afectación del servicio, garantizando el abastecimiento de agua tratada en Manatí, Candelaria, Repelón, Luruaco, Santa Lucía y Campo de la Cruz. Este plan describe el funcionamiento y características de cada uno de los componentes del sistema de acueducto de los municipios, así como la identificación de amenazas.