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Cambiaron el balón de fútbol por las armas, decidieron que más allá de las emociones que se libran en el terreno de juego, quisieron ir por más adrelanila y por eso se salieron de casillas.

Esta es la historia de los futbolistas paraguayos Eusebio Borja y Francisco Solano López, quienes se convirtieron en delincuentes al secuestrar el 30 de mayo de 1973, el avión HK-1274 de la Sociedad Aeronáutica de Medellín (SAM).

El avión tenía abordo a más de 80 pasajeros. Este rapto aéreo fue el más largo en la historia de América Latina.