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El sonido de un Johnson en el agua se mezcla con el estruendo de un motor de 40 caballos de fuerza. La embarcación atraviesa el río Magdalena a la altura de Ponedera y durante el recorrido la lancha se topa varias veces con lomas de arena que hay en medio de la arteria fluvial.

'Esos son playones que quedan al descubierto cuando el río baja su caudal', dice Eumelides Guzmán, conductor de la lancha a medida que la va comandando.

A lo largo del recorrido la erosión y las marcas donde antes hubo agua dominan el paisaje. 'Antes el río llegaba hasta allá arriba', señala Guzmán, mostrando un barranco como de un metro de altura.

Lo señalado por el conductor no es descabellado, desde el pasado sábado 26 de enero hasta el viernes 1 de febrero el río Magdalena descendió 58 centímetros, según la medición que realizan las autoridades en la estación de San Pedrito, en Suan, sur del Atlántico.

'Durante todo enero el río fue bajando y eso lo percibimos a medida que uno va cruzando el río y se van viendo las playas. Por eso colocamos palos en los montículos como una guía que nos permita identificar por donde no podemos cruzar. Esa situación nos ha obligado a buscar otra ruta para poder cruzar a las personas que van a los pueblos del Magdalena', comenta Guzmán, de 48 años y habitante de Ponedera, quien dice que lleva 33 años navegando por el río.

Este medio realizó un recorrido por los municipios del Atlántico que están en la ribera del río. Sus habitantes aseguran que durante la última semana el caudal registró bajas en sus niveles, afectando la navegabilidad; además, de la proliferación de mosquitos en las pequeñas lagunas que deja el descenso.

Apenas llega la sequía

Ferney Antonio Gutiérrez es mototaxista en el muelle de Ponedera. Asegura que el 'río está bajando duro', al explicar que los Johnson antes llegaban al puerto y ahora 'hay que bajar y caminar como 50 metros' hacia el río para poder subir a una embarcación.

'Todo eso que se ve descubierto (una playa a orillas del río) se ha dado desde finales de diciembre y todo enero. Y esos bajones también han producido el derrumbe en las orillas', relata Gutiérrez.

Los descensos 'bruscos' del río alertaron a las autoridades, entre ellas el subsecretario para la Gestión de Riesgo de Desastres del Atlántico, Edinson Palma, quien manifestó que la situación conlleva a 'realizar un monitoreo constante' al caudal.

'En enero de 2016, cuando el fenómeno estaba en su periodo de madurez, los niveles del río en San Pedrito, a esta fecha estaban en 1,36 metros, lo que nos lleva a intuir que el periodo de sequía será fuerte', señala el subsecretario.