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Muerto y picado en costales, esa fue la triste suerte con la que corrió el último presunto soplón que involucró a Digno Palomino y la banda de ‘Los Costeños’ con la muerte de los comerciantes extorsionados en Barranquillita, pero además con el manejo de la droga en este sector de la ciudad. 

Por esa supuesta delación las autoridades detuvieron a los tres sujetos involucrados en el atentado de sangre ocurrido el pasado 20 de junio en la calle 9B con carrera 41, en el negocio de razón social ‘Fruit Fresh’. 

Emanuel de Jesús González Martínez, alias ‘Cejas’, y Carlos Daniel Cuello Torres, alias ‘Caliche’, fueron señalados por las autoridades de ser presuntos sicarios de la estructura delincuencial ‘Los Costeños’ y de haber asesinado al comerciante de frutas y a su trabajador en el propio negocio. Así mismo, la Policía reportó por ese hecho la detención de José Luis Goyo Reyes, ciudadano venezolano, habitante en el sector de la Bendición de Dios. 

Ayer domingo, el coronel Jesús de los Reyes, comandante operativo (e) de la Policía Metropolitana de Barranquilla confirmó el nexo entre el reciente caso de descuartizamiento y el hombre más buscado por la institución armada, por el que incluso pagan hasta 30 millones de pesos por información de su paradero. 

'El cuerpo se halló metido en costales, esto puede ser por una vendetta entre bandas por la venta de estupefacientes. Sin embargo en nuestra investigación está relacionado por el hecho alias Digno Palomino', indicó el oficial. 

Aparte, el jefe de la institución dijo que ya se tenían identificados cinco individuos que habrían hecho parte del plan para acabar con la vida del supuesto soplón. 

'La vivienda estaba sola en el momento en que llegaron los uniformados a atender el requerimiento de la comunidad, pero por testimonios que se han podido obtener sabemos que allí habían estado algunas personas de las cuales ya se tienen cinco identificadas', dijo De Los Reyes.

Las autoridades revelaron que el hombre asesinado y descuartizado se trata de una persona de unos 30 años, tez morena y contextura delgada. La cabeza no apareció en el lugar del hallazgo.

Otro dato clave entregado por los organismos encargados del levantamiento del cadáver es que el cuerpo tiene tatuado el nombre ‘Johana’.

Otros casos

 El último registro que se tenía de un caso de descuartizamiento databa del mes de noviembre del año anterior. Para ese periodo fue encontrado por personal de Guardacostas de la Armada Nacional, vinculados a la Estación Barranquilla, un cuerpo desmembrado en cercanías del puente Pumarejo.

Uniformados de Guardacostas señalaron que el torso tenía finos cortes en los pliegues de las extremidades. La víctima tenía puesta una bermuda a rayas y un interior de color negro. 

Un mes antes a ese episodio, el 18 octubre de 2017, había aparecido otro descuartizado en el arroyo del Country, en el norte de Barranquilla. Esa víctima fue identificada como Luis Fernando Torres Escorcia, una persona que tenía problemas con las drogas.

El 16 de marzo de 2017, en el barrio La Bendición de Dios, fue hallado el cadáver decapitado del exconvicto Rodys Alberto Campo Guerrero, de 30 años. La Policía manejó la hipótesis de que dos hombres se llevaron en una moto a Campo Guerrero de Rebolo, barrio donde vivía, al sector de Villanueva y allá le quitaron la vida y lo mutilaron. Luego lo habrían tirado en La Bendición de Dios. 

El 20 de marzo, después de que fuese sepultado el cuerpo, apareció la cabeza a una cuadra del primer hallazgo.

Con el caso de ayer en La Bendición de Dios, desde 2011 hasta la fecha, se han registrado en la capital del Atlántico 20 casos de descuartizamientos. A lo largo de todo este tiempo los hechos han estado relacionados con vendettas entre bandas criminales. Las aterradoras prácticas de homicidio, según investigaciones adelantadas anteriormente, han pretendido generar terror entre los mismos criminales.  

Barrios como La Chinita, La Luz, San Roque, Rebolo, Villanueva, Brisas del Río y La Bendición de Dios han sido marcados por investigadores como sectores con casos de descuartizamientos. 

Versiones conocidas anteriormente por este medio apuntaron a que en La Bendición de Dios existía una ‘casa de pique’ en la que supuestamente se cometían actos atroces de mutilaciones.