Este miércoles 17 de julio se tiene prevista la realización de una mesa de seguimiento para analizar la situación de la violencia contra la mujer en Barranquilla, su área metropolitana y todo el Atlántico. Se trata de una cita importante que convoca la procuradora General de la Nación, Margarita Cabello Blanco, frente a las alarmantes cifras de homicidios de mujeres que registra esta zona del país.

La alarma es general para todo el territorio nacional, por cuanto el Ministerio Público ha advertido que, a corte del 3 de julio, en lo que va corrido del año han ocurrido 121 feminicidios, 81 de ellos cometidos por las parejas o exparejas sentimentales.

Y aunque la odiosa y triste delantera en esta estadística la lleva Antioquia con 18 casos, el Atlántico está en el cuarto lugar de las cifras que registra la Procuraduría con nueve casos, por detrás de Valle (17) y Cauca (10), segundo y tercer lugar, respectivamente.

En nuestro Departamento, con base en los registros periodísticos de EL HERALDO, contabilizando la racha que se presentó en la segunda semana de julio, van 40 casos de homicidios de mujeres. Da miedo la cuenta, pero mucho más si se compara con la cifra que se acumuló en el primer semestre de 2023 de 23 casos.

Lo más grave es que estamos a solo 4 casos de igualar el número de mujeres asesinadas que se reportó en todo el año pasado. Barranquilla, Soledad y Malambo concentran la mayor cifra de estos homicidios de mujeres.

Ante el crítico panorama y las alarmas encendidas es de suma trascendencia que la Gobernación del Atlántico haya convocado el primer consejo de seguridad con enfoque de género. Se hizo en la sede de la administración departamental y allí se establecieron una serie de compromisos que conduzcan a desarrollar estrategias para contrarrestar la violencia contra las mujeres y desarrollar rutas efectivas para su protección y acompañamiento.

Las duras y frías estadísticas marcan la necesidad de detenerse a evaluar una problemática social que está dejando muchos niños huérfanos, pues en buena parte de los casos las asesinadas son madres cabeza de familia y los responsables los padres que terminan tras las rejas. El peor de los mundos para pequeños que sufren doble ausencia y un trauma difícil de dimensionar y sanar.

Ahora bien. Hay que pasar de los análisis, de las evaluaciones, de los diagnósticos, a las acciones. La protección de las mujeres no puede ser solo un discurso sentido y elaborado, tiene que y debe ser un compromiso interinstitucional de todas las autoridades, civiles, de policía y judiciales, para que se castigue con todo el peso de la ley a los violentos que las golpean y las atacan en cualquiera de las formas posibles.

Para que haya órdenes judiciales que se cumplan y que brinden garantías de protección y de no repetición de la violencia de género contra ellas y otras mujeres que puedan venir después en la lista de un maltratador, violador o asesino.

Para que haya atención privilegiada y oportuna a quienes sufren violencia de género y se les brinde acompañamiento con rutas claras y definidas que en verdad funcionen para protegerlas.

Por todo eso es imprescindible que las oficinas y secretarías de la mujer en las entidades territoriales no existan solo por requisito, sino que cuenten con los recursos suficientes para cumplir la importante misión que deben desempeñar.

En el caso de Barranquilla ya está habilitada la Casa de la Mujer, un lugar donde se acoge y se protege prioritariamente a mujeres víctimas de violencia cuya vida o integridad se encuentre en alto riesgo. El plan es contar con al menos dos, lo que quedó consignado en el plan de desarrollo del Distrito.

En tanto se avanza en planes más estructurados y rutas de atención más expeditas y funcionales, vale la pena no quitar el foco de esta problemática, creciente y deplorable, de homicidios de mujeres y de feminicidios en particular. ¿Qué estamos dejando de hacer como sociedad para estar tan mal?