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No fue un camino fácil el del bicampeonato. Luego de un inicio placentero —en el que todo parecía tranquilo y hermoso—, Junior cayó en un vaivén irregular que lo llevó a vivir más duras que maduras en una liga extraña, en la que solo perdió en dos oportunidades, pero en la que llegó a empatar en 15, protagonizando un invicto de 17 fechas poco valorado por la escasa producción ofensiva y la apatía futbolística en varios partidos. Todo esto se sumó a la eliminación en la fase de grupos de la Copa Libertadores, sin siquiera lograr los puntos para pasar a la Sudamericana, un duro golpe al ego y el corazón rojiblanco.

Esa irregularidad le costó la cabeza al DT antioqueño Luis Fernando Suárez a una fecha de terminar la fase ‘Todos contra todos’ de la Liga Águila I-2019 y permitió el noveno ciclo de Julio Avelino Comesaña al banco técnico.

De la mano del histórico colombo-uruguayo, Junior recuperó sensaciones, recuperó la memoria futbolística y logró reconducir el barco en los cuadrangulares semifinales, dejando en el camino a rivales de peso como Atlético Nacional, Deportivo Cali y Deportes Tolima, para citarse en la final con la sorpresa del campeonato, el Deportivo Pasto.

Junior registró en la Liga 10 partidos ganados, 15 empatados y tres perdidos. Anotó 34 goles y recibió 24, para un total de 45 puntos. En la reclasificación solo fue superado por Millonarios (50 unidades), que en un principio era el favorito al título, pero terminó quedándose en el camino.

Duro camino, pero con final feliz: la novena estrella. Junior repite título —por primera vez de forma consecutiva— y su afición disfruta. Fue una estrella de película.