Se supone obvio que en cualquier país las organizaciones que agrupan sindicatos y movimientos de obreros y trabajadores se crearon con el propósito de defender los intereses de sus afiliados y representados, y para ello se constituyen en voz y elemento de presión. Con ellos los gobiernos adelantan duras y prolongadas negociaciones para determinar, por ejemplo, los salarios, que siempre el Estado tiende a mantenerlos bajos, y los trabajadores a subirlos lo máximo posible, cada uno en su misión. Pero en Colombia no. En días pasados el partido del gobernante propuso un alza extraordinaria del salario mínimo y los primeros en protestar fueron los directivos de la Central Unitaria de Trabajadores. Se pregunta uno: ¿Su interés no es defender a sus afiliados sino llevarle la contraria al proponente? ¿De qué lado están?

Aún está fresco en la memoria el demencial atentado en el Centro Comercial Andino, donde muchos inocentes fueron heridos, mutilados y hasta algunos fallecidos. La Policía hizo su tarea, y mediante varios medios rápidamente ubicó y arrestó al grupo de sospechosos de culpabilidad, contra los que presentó contundentes evidencias y los entregó a la justicia. Jueces y abogados defensores se enzarzaron en incontables leguleyadas dilatorias hasta que, por evidente desidia judicial, dejaron vencer los términos y salieron libres. La pregunta a los operadores de justicia es: ¿De qué lado están?

La agresión contra los niños es el más terrible y censurable delito, que hasta existen normas internacionales que lo catalogan de lesa humanidad y lo castigan severamente. Está suficientemente demostrado que el reclutamiento forzado, la violación y hasta obligar a abortar a las niñas embarazadas por sus militantes era consuetudinario en las filas de las Farc. O sea, el crimen. Pero la Corte Constitucional acaba de fallar considerando dichos delitos como anexos al conflicto, y determina que los culpables pueden acceder a las penas alternativas que considere la JEP, como si violar niños tuviera algo que ver con el combate. Se pregunta uno: ¿De qué lado están?

Nadie olvida los horrores del atentado al Club El Nogal. Fueron muchos los muertos, heridos y lesionados, y muchos los daños morales, psicológicos y materiales que el ataque de las Farc causó. Los culpables fueron detenidos, juzgados y condenados. Ahora el Consejo de Estado dictamina que a los afectados hay que indemnizarlos con millonarias sumas, pero no por parte de los atacantes, las Farc, sino del Gobierno, o sea de todos nosotros. ¿De qué lado están?

Coletilla: El resultado de la consulta es una alerta para la tradicional clase política: sin billete, sin capitanes, sin transporte, sin largas filas ni congestión en los puestos de votación, se registraron más de once millones de votos, o sea que la cosa no es por ahí donde acostumbran. El tema cambió y el modo es otro. A Petro se le complicó la Alcaldía de Bogotá, pues, tal como había hecho él mismo en anteriores elecciones, Claudia López se abrogó tamaña votación y competirá con él.

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